¿Es malo tener dinero?

Se comenta así, en general, que las Sicav tributan al 0,01% en notas de prensa o columnas confusas a rebufo de la renuncia a su escaño de Willy Meyer. Antes de indignarnos, quizás deberíamos saber que una Sicav es del todo equivalente a un fondo común de inversión, o a un plan de pensiones si su rescate se condiciona a la jubilación; esto es, cuando un ciudadano, no necesariamente millonario, coloca una pequeña cantidad anual en un plan de pensiones de los ofrecidos por cualquier banco, su dinero se junta con el del resto de los partícipes y el banco que gestiona el plan decide en qué invierte el total, bonos, acciones..., lógicamente buscando una rentabilidad del conjunto por la que paga al año en España el 1%; pago que es transparente al partícipe que no toca de momento el dinero. Cuando lo hace, al jubilarse, rescata el capital acumulado más sus intereses, y paga por ello religiosamente a Hacienda al tipo que le toque, no precisamente el 1%. La Sicav es del todo equivalente, con la diferencia de que no es un banco el que gestiona el saco común, sino los propios socios del grupo (100 como mínimo) los que deciden en que invierten, si bonos, si acciones, etcétera, y tributando como en el caso anterior.

En el caso de los eurodiputados, la Sicav la forman ellos mismos y, cosa no sorprendente al ser un asunto paneuropeo, se localiza en Luxemburgo donde, en vez del 1%, este tipo es el 0,01% sobre las ganacias anuales del saco común, chocolate del loro comparado con lo que le toca pagar, cosa que no se dice, al partícipe cuando rescata su parte, de nuevo, a su tipo.

Nos podemos rasgar las vestiduras y echarnos ceniza por la cabeza, pero sabiendo por qué nos las rasgamos, no sea que en vez de dar ejemplo, estemos haciendo el ridículo.— José Luis González de Prado Díaz. Madrid.