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080 Barcelona: ¡Venga lo feo!

La pasarela 080 Barcelona apuesta por una sexualidad desdibujada para el hombre

Modelo de Krizia Robustella.
Modelo de Krizia Robustella.

Sería peregrino y oportunista asociar el día del Orgullo LGTB, en sus calles favoritas de Madrid este fin de semana, con la sexualidad desdibujada de algunos de los últimos desfiles con propuesta hombre del 080 Barcelona. Pero el caso es que, llámenlo coincidencia, ha ocurrido. El sector más joven de la pasarela ha recurrido a la base de la rebeldía adolescente (la protesta contra todo lo que huela a convencional) para diferenciarse de las propuestas de sus mayores: pesos pesados de la industria como Mango, Custo o Desigual, incluso aunque las dos últimas tengan el culto a lo diferente como principio fundacional; u otras firmas jóvenes, pero con un estilo más accesible, como Scalpers, que cerró la pasarela haciendo gala de culto a la personalidad (los modelos iban vestidos igual que el dueño de la marca, Rafa Medina) y de amigos en las alturas (Lapo Elkann, allí presente, que puso las gafas de su marca, Italia Independent).

Brain&Beast.
Brain&Beast.

Sin embargo, el hombre de Manuel Bolaño no se pone chaquetas marineras, sino camisas amplias con pliegues de origami en el pecho, y acarrea mochilas con parches de Pequeño Pony; el de Zuazo & Brull lleva volúmenes y desmangados que tienden al unisex (por no mencionar el maquillaje tribal), y los del debutante Pablo Erroz presumen de pelo repeinado, mochilas de charol y carteras de mano (de eso, y de una buena selección de prendas de sport contemporáneo).

Lo feo y lo raro han campado a sus anchas estos días por Barcelona. “Esta colección está inspirada en los africanos, en los suburbios, en las discotecas, en los marginados… Todo metido en una batidora”, decía el jueves en el backstage Ángel Vilda, de la firma Brain&Beast. Al rato, al ritmo de un house no muy sofisticado (adrede), desfilaba un jersey con cuerdas elásticas como las que tienen las mochilas de Decathlón (un hit potencial), una túnica tipo King África hecha con varias camisetas (sobre un Andrés Velencoso impertérrito) y bermudas de rejilla fosforescente. Estrafalario como suena, la mayoría de estas piezas tenían un sentido comercial: Brain & Beast posee una tienda propia, donde parte de la colección llegó una semana antes del desfile, y que no ha esperado a la próxima primavera para poner a la venta. Vilda y sus socios (Verónica Raposo y César Olivar) tampoco respetan el modelo de producción estacional: "Seguimos vendiendo las camisetas mientras funcionen, da igual cuándo las hayamos lanzado", explica Vilda, que fundó Brain&Beast hace ocho temporadas.

Manuel Bolaño.
Manuel Bolaño.

Krizia Robustella sí presentó ropa para la primavera de dentro de un año. Ella también tiene su propia tienda y, cuando desfilas, contar con un punto de venta funcionando a velocidad de crucero es como haber contratado un seguro antiescépticos. Los coloridos delincuentes juveniles de Robustella (armados con camisas estampadas con rayos y pistolas de plástico) tenían un sentido que se añade al conocido gusto de la diseñadora por los años ochenta: ella ya sabe lo que le gusta a su clientela y lo que para su marca resulta viable comercialmente. Suena a perogrullada pero esta lógica, aplicada a una firma alejada del mainstream, demuestra que hay algo, aunque sea pequeño, más allá de los grandes grupos y del estilo tradicional.

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