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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Unión y libertad

Obama juega fuerte contra la amenaza de divisiones en Reino Unido y en Europa

Algo muy serio debe estar en juego en la Europa de todas las crisis para que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, haya tomado partido en relación a los dos referendos que se preparan en Reino Unido; uno respecto a la permanencia del país en la Unión Europea y otro —este con fecha de celebración para el próximo 18 de septiembre— sobre la continuación de la unión de Escocia con Inglaterra.

No es la primera vez que suscita preocupación en Washington la eventual salida de Reino Unido de la UE. La relación de EE UU con Reino Unido tiene un carácter privilegiado y especial, que sirve además de delicado engarce con el resto de Europa y constituye el nervio de la relación transatlántica, crucial para la seguridad del continente y del mundo. A pesar de sus dificultades para adaptarse a las nuevas necesidades, como evidencia la crisis ucrania, la OTAN sigue siendo la alianza militar más exitosa de la historia, no tanto por las guerras libradas, sino por las contiendas evitadas.

Un Reino Unido más débil, por el desgajamiento de Escocia, y menos comprometido con el continente europeo, por la salida de la UE, ofrece un interés menor a Washington para seguir manteniendo su relación especial. “Queremos que uno de nuestros socios más cercanos siga fuerte, unido y eficaz”, fueron las calculadas palabras de un Obama que cree, como celebró el laborista Douglas Alexander, que “el desafío de nuestra generación es construir puentes, no levantar nuevas barreras”

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A ello se añade, sin duda, el efecto dominó sobre el continente: para Estados Unidos, una Europa sin los británicos es un territorio más lejano y en muchos aspectos más propenso a derivar hacia las posiciones hostiles que proliferan en sus confines eslavos y medio orientales. Fragmentada, Europa es más débil, más insegura y, por supuesto, menos interesante como aliado estratégico.

Pero no se trata tan solo de una cuestión de intereses. También hay elementos doctrinales en la toma de posición de Obama. El federalismo constitutivo de Estados Unidos es la suma conceptual de unión y de libertad. E pluribus unum (de muchos, uno) es el lema fundacional que aparece en su escudo. Su aplicación en Europa, en concreto en la Alemania devastada tras la derrota del nazismo, ha dado pie a uno de los sistemas políticos más admirables y eficaces.

Nada es más ajeno al espíritu de la libertad americana que la disgregación de Europa y de Reino Unido. Los soldados que desembarcaron en Normandía, hace ahora 70 años y cuyo sacrificio fue homenajeado ayer, no podían tener plena conciencia de la trascendencia europea de su sacrificio, pero luchaban precisamente por la libertad de los europeos: libertad para unirnos y hacernos fuertes, no para separarnos y convertirnos en irrelevantes.

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