9 fotosEl juego omnipresenteUn recorrido por la estrecha relación entre el fútbol y Brasil 02 jun 2014 - 00:00CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEl alma del fútbol en Brasil, sin adornos, sin reglas, pero con un acuerdo tácito. Sin silbatos ni espacios marcados. Incluso sin balón. Una bola de calcetines o una naranja pueden ser el cuero. Son las peladas.En la imagen, unos amigos en la playa de Ipanema en 1997.Christopher PillitzUn grupo de chicos juega un partido sobre un rascacielos de São Paulo. Era 1997. El fútbol es, desde hace años, el deporte rey para los más pequeños. Sobre todo en las zonas marginales, donde el balón, a veces, no es un simple juego, sino el sueño de otro futuro.Christopher PillitzEn la cárcel de máxima seguridad Adriano Marrey en Guarulhos, cerca del aeropuerto internacional de São Paulo, unos presos juegan un partido (2013). Es la recompensa por buen comportamiento en un centro con 2.200 reclusos, 1.100 más de la capacidad oficialmente permitida.Christopher PillitzEn 1881, los jesuitas y estudiantes del São Luis College en Itu ya daban patadas a un balón; antes de que llegara el padre oficial del fútbol en Brasil, Charles Miller. Sacerdotes y alumnos del seminario Santo Tomás de Villanova en Ourinhos (2013). El equipo ha ganado numerosos torneos en los últimos años y está entre los mejores de la región.Christopher PillitzMinhocão es una gran lombriz imaginaria en la mitología brasileña y el nombre de la autovía de São Paulo de la imagen (1997), cortada al tráfico los domingos para que los ciudadanos disfruten del gigante (3,4 kilómetros) cuyo derribo llevan años pidiendo los urbanistas locales.Christopher PillitzLos trabajadores de una plataforma de Petrobras, la empresa petrolera brasileña, una de las grandes compañías del sector en el mundo y pieza clave en la modernización del país, dedican su tiempo libre a jugar al fútbol sala en una especie de jaula construida expresamente para la práctica del deporte rey en 1997.Christopher PillitzEn la final de la Copa Confederaciones entre Brasil y España (3-0), en junio de 2013, una pareja bendijo su unión, después de pasar por la iglesia, con una sesión de fotos en otros terrenos sagrados, los del recién reformado Maracaná. El estadio necesitó alrededor de 500 millones de euros y dos años y nueve meses de reformas. Ahora cumple todas las exigencias de la FIFA.Christopher PillitzDamião, un ardiente forofo, visitó a Mai de Santo, una sacerdotisa candomblé (religión animista afrobrasileña) para orar por la victoria en la Copa del Mundo de 1998. Desde 2009, tras la fervorosa celebración de la canarinha en la Copa Confederaciones, la FIFA ha demostrado su descontento en varias ocasiones acerca de las demostraciones religiosas en el fútbol.Christopher PillitzUn grupo de amigos juega una variante del deporte rey, el voley-fútbol, en un patio interior de la favela Rocinha, la más poblada de Río de Janeiro, donde se hacinan más de 70.000 vecinos. La policía intenta pacificar los barrios más deprimidos de la ciudad de cara a la copa del mundo con redadas y presencia continua de efectivos en las calles.Christopher Pillitz