Hablando de Blasco

Por Fernando Contreras Almela,Presidente de la Coordinadora Valenciana de ONGDs

Rafael Blasco, Conseller de Solidaritat del Gobierno valenciano presidido por Francisco Camps hasta 2011, portavoz del grupo parlamentario popular en Les Corts hasta 2012 y diputado del Partido Popular hasta hace unos meses ha sido condenado a 8 años de prisión por malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, prevaricación y falsedad en documento oficial. Es decir, ha quedado demostrado que robó millones de euros, se lucró tomando decisiones que eran injustas y falsificó documentos para que no le pillaran. Es evidente cuáles eran los valores que guiaban la actuación de Blasco.

Pero lo más escandaloso es que al mismo tiempo que hacía esto, montaba una plataforma alternativa de asociaciones afines a sus intereses que declaraban públicamente su apoyo a la política de cooperación de Blasco (¿dónde están ahora?), nos amenazaba a las ONGDs que llevamos años haciendo proyectos de cooperación si no le rendíamos pleitesía y ahogaba económicamente a la Coordinadora valenciana de ONGDs cuestionando su legitimidad y su rol en la sociedad. Recuerdo la llamada que recibí de uno de los hoy condenados pidiendo nuestro apoyo a un comunicado enalteciendo lo buena que era la cooperación al desarrollo de la Generalitat valenciana. Cuando me negué a dar el respaldo me espetó: “Éste es el momento en que toca retratarnos, Fernando”. Al poco tiempo nos denegaron todos los proyectos de cooperación que presentamos a la convocatoria por no alcanzar los mínimos requisitos técnicos. Fue la misma convocatoria donde se aprobaron los proyectos para comprar dos pisos en la ciudad de Valencia.

No es el único caso de corrupción que tenemos en España, ni siquiera es el que más dinero ha defraudado, pero sí que es el que más directo apuntaba a la línea de flotación de una sociedad: su compromiso con la igualdad y la solidaridad. La corrupción socava los cimientos de la democracia, pero en este caso cuestiona claramente nuestro sistema de convivencia. Han tenido que fallar mucho los mecanismos democráticos para que personas así hayan tenido la capacidad de decisión e influencia que han tenido: proponían leyes que una mayoría absoluta aprobaba, manejaban ingentes presupuestos públicos y, lo que es peor, nos han representado como pueblo.

La Coordinadora valenciana de ONGDs está personada como acusación popular con el objetivo fundamental de ser la voz de los que más han sufrido las consecuencias de estos desmanes, las poblaciones empobrecidas del sur y asegurar que se restituye hasta el último euros defraudado y va a parar de nuevo a la partida de cooperación al desarrollo y no a pagar la cuantiosa deuda pública valenciana y, por tanto, en los bolsillo de algunos grandes inversores.

Pero la justicia, aunque implacable, es lenta y cara. Requiere recursos que se están acabando, por lo que nos piden la colaboración de todas y todos nosotros para costear un proceso largo (el siguiente paso será el Tribunal Supremo) y unas tasa judiciales altas que hay que afrontar. Aquí (http://www.lanzanos.com/proyectos/justiciacasoblasco/) podemos colaborar con una aportación simbólica. Por justicia. Por seguir construyendo la sociedad que queremos.