El control de las redes sociales
La noticia sobre la sentencia del Tribunal Europeo, que obliga a Google a retirar referencias a información lesiva, la denominada ley del olvido, o la colección de disparates leídos en las redes sociales acerca del asesinato de la presidenta de la Diputación de León, nos hace reflexionar sobre lo rápido que evoluciona Internet. Factores como el exponencial aumento de la información, la exposición pública que nosotros mismos hacemos de nuestra intimidad, la difusión de pensamientos y opiniones anónimas unidas a la inmediatez que aportan las redes sociales convierte a la red en un entorno donde podemos leer y presenciar los mismos disparates que diría un borracho en la puerta de un bar, con el agravante de que estos se convierten en casi eternos.
La rápida evolución de Internet y la tecnología dificulta el uso maduro del medio. Es por ello que aunque es fácil decir que simplemente se ha de aplicar la legislación existente a las redes, es decir, las ya complicadas interpretaciones sobre derecho al honor, libertad de opinión y expresión o la ley del olvido entre otras, no deja de ser una quimera su aplicación. Y aunque estoy absolutamente de acuerdo en que también Internet debe tener sus fronteras, no debemos olvidar que también el contexto da o quita relevancia a las declaraciones y manifestaciones que podemos ver. En otras palabras, existe mucho borracho anónimo y botellón en Internet; no vamos a poder detenerlos a todos, pero habrá que intentarlo con los reincidentes y peligrosos mientras intentamos que la madurez y la educación sean los mejores vigilantes de la Red.— Javier Lozano.
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