La Extremadura de todos
La Junta ha obtenido el apoyo de la oposición al 99% de sus propuestas
El pasado 6 de mayo durante el transcurso del debate sobre el estado de la región y tras la exposición de más de 56 iniciativas estratégicas, señalé a los diputados allí presentes que no sabía si tras las elecciones de mayo de 2015 seguiría siendo el presidente de Extremadura, pero lo que sí sabía era que habíamos conseguido en tan sólo tres años lo que el PSOE no había logrado durante 30: un acuerdo de 430 millones de euros con los que el Gobierno de España dejará saldada la deuda histórica con Extremadura el próximo mes de julio. Al día siguiente, el PSOE Extremadura me presentó una moción de censura.
La moción por parte de la oposición es una herramienta legítima, pero presentarla sin contar con el respaldo necesario y sin la empatía de la ciudadanía tiene sus consecuencias. Izquierda Unida ya ha anunciado que se abstendrá. En 1987 Alianza Popular en Extremadura también presentó una moción sabiendo que sería derrotada en contra de la opinión del pueblo extremeño. Hace unos días conocimos, como entonces, que no sólo el 60% de los extremeños dice no a la moción, sino que Pedro Escobar, el coordinador general de IU Extremadura, está a poco más de dos décimas de superar al líder de la oposición, Guillermo Fernández Vara, en valoración. De consolidarse esta tendencia, Izquierda Unida superaría al PSOE extremeño en los sondeos de aceptación.
Los extremeños y su Gobierno nos situamos en medio de este enfrentamiento como espectadores. Nosotros disponemos hoy del presupuesto necesario para seguir impulsando políticas de crecimiento económico y social porque somos la comunidad con las cuentas más saneadas de España. Tenemos por segundo año consecutivo el déficit más bajo del país (cuando entramos era el segundo más alto); nuestra deuda es la menor por habitante (las agencias de calificación nos sitúan al nivel de la Comunidad de Madrid); llevamos bajando el paro más de cuatro trimestres consecutivos, con 23.400 personas en lo que va de año y una tasa de paro juvenil por debajo de la media nacional. Con el dinero de la deuda histórica vamos a hacer realidad dos demandas históricas de nuestras provincias: el hospital de Cáceres y el impulso de 18.000 hectáreas de regadío en Tierra de Barros y Monterrubio de la Serena.
Ya me hubiera gustado a mí en 2011 disponer de este punto de partida como presidente. Pero los ha habido mejores, como el que Fernández Vara, hoy líder de la oposición, heredó del expresidente Ibarra en 2007.
Esto no quiere decir que nuestra comunidad, como todas las demás, no tenga problemas que debemos afrontar con rigor. Todavía hay muchos extremeños que no encuentran trabajo (como, por otra parte, ha sucedido durante 30 años) y la renta básica que hemos establecido llega a 1.500 personas, si bien podrán ser 3.000 tras la reforma que abordaremos próximamente. La transición desde una economía basada en el empleo público hacia otra basada en las exportaciones y el emprendimiento todavía necesita un tiempo.
La reforma aún pendiente es la electoral que piden los ciudadanos
Conscientes de todo ello, durante tres años hemos trabajado por unir a la izquierda y a la derecha en Extremadura y en España bajo dos premisas: personas más que partidos e ideas más que ideologías. Y el Parlamento así lo ha certificado con sus votos. Para que se hagan una idea, el último presupuesto autonómico lo aprobamos con mayoría absoluta y en el debate de hace una semana el 99% de las propuestas del Gobierno salieron adelante por segundo año consecutivo con el apoyo de la oposición. Se da la circunstancia de que los promotores de la moción, el PSOE extremeño, se abstuvieron además en todas nuestras propuestas menos en tres, facilitando su aprobación plena.
Ya se pueden hacer una idea de la credibilidad real de esta moción entre los extremeños. En los anteriores debates la única medida de este presidente que no fue aprobada fue la reforma electoral que nos piden los ciudadanos, ante la cual la oposición tiene diferentes criterios.
Con mayoría absoluta o sin ella les aseguro, pese a quien pese, que vamos a seguir renovando la política en nuestro país desde Extremadura. No sólo ningún presidente podrá serlo ya más de ocho años, sino que hemos eliminado los privilegios de los altos cargos y reducido la Administración. Hemos apoyado a nuestros mayores con una protección por viudedad y una paga complementaria para pensiones más bajas, así como a nuestras familias con ayudas a la guardería, natalidad y material escolar. Hemos creado también un sistema de garantía juvenil para que nuestros jóvenes tengan asegurado su primer trabajo y vamos a impulsar la primera ley de igualdad en España para gais, lesbianas, transexuales y bisexuales con multas de hasta 45.000 euros. Además, en nuestra ley de apoyo a la mujer embarazada vamos a ser los primeros en asegurar sus beneficios a todas las ciudadanas sin excepción.
Si los extremeños quieren que deje de representarles como presidente autonómico en 2015, lo entenderé y abandonaré la primera línea política. Porque ellos no nos deben nada a nadie y somos nosotros sólo los que se lo debemos todo. Y habrá sido un honor durante cuatro años haberles representado en condiciones tan difíciles. No sería justo no reconocerles de antemano las innumerables muestras de apoyo que me han transmitido durante estos cinco días, así como la estabilidad de las inversiones que me han garantizado muchos empresarios de dentro y fuera de Extremadura con los que he tenido que volver a entrevistarme como consecuencia de la moción.
Mañana en la Asamblea extremeña se contrastarán dos modelos de gestión en el sur en España: el nuestro, que es integrador y cuya acción política reside en el centro, y el de la propuesta de un tripartito de izquierdas que divide y que es el que defiende el PSOE extremeño. Un presidente o un aspirante saldrá derrotado. Y en las próximas elecciones autonómicas los extremeños decidirán quién debe liderarles hasta 2020. Hasta entonces, gracias por siempre, Extremadura.
José Antonio Monago es presidente de Extremadura.
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