Bosquescuela: la naturaleza es el aula
Por Philip Bruchner, promotor de la iniciativa Bosquescuela
Cuando empecé a trabajar en Educación Infantil al aire libre no lo pude creer: estar en plena naturaleza caminando por el bosque con el sol en la cara y descubrir cada día cosas que nunca había visto en mi vida. Una mañana cuando llegué a la escuela me encontré con hojas de diferentes colores congeladas por el frío de la noche, y entre ellas una mariquita a quien ya no le daba tiempo a buscarse un refugio porque se había quedado como el cristal, congelada. Mi propia curiosidad y la del niño dentro de mí despertaron nuevamente enardecidos por el entorno: los arroyos, las rocas, el monte, el bosque, árboles de 60 metros de altura con troncos gigantes y 20 niños y niñas de 3 a 6 años. Estos niños de edades diferentes junto a mí, su maestro, vamos de excursión todos los días, dos horas de juego libre explorando nuevas posibilidades motrices, iniciando nuevas actividades y descubriendo los secretos de los entornos salvajes.
Impartir clases con los materiales que el medio nos ofrece, clases que se iluminan por aquellos temas que surgen en el camino y al acabar el día contar un cuento de forma improvisada incluso con una representación de títeres. Mi sorpresa al trabajar además sin ningún estrés acústico es disfrutar cada día de ver la satisfacción en niños y niñas, con sus necesidades básicas cubiertas así como aquellas necesarias para su desarrollo. Valores como vivir con cierta integridad, aceptación, participación, expresión, movimiento y sobre todo contemplar el mundo y comprenderlo al aire libre son aspectos fundamentales para este tipo de educación. ¿Y todo esto dentro de una educación reglada?
A la pregunta ¿por qué los niños y los maestros lo están pasando tan bien en este modelo de enseñanza? hay 3 elementos claves a considerar:
Los niños y niñas adquieren todas las habilidades que luego necesitan para tener éxito en Primaria (y en su vida).
Los niños viven experiencias reales, la extrema variedad de espacios y materiales que proporciona el entorno del bosque crea un bienestar muy estimulante. Como dice Francisco Mora, “la emoción, curiosidad, atención, percepción y conciencia” son los ingredientes para que las neuronas en el cerebro se conecten y las sinapsis se fortalezcan. Es decir, para que los niños y niñas adquieran buenas capacidades para memorizar como también para que los procesos de aprendizaje se desenvuelvan de forma fluida y natural.
Luego es importante la calidad de interacción entre adultos y niños. Para ello los maestros deben tomar en consideración a los niños y tratarlos como auténticas personas con igual dignidad que los adultos.
Desde la iniciativa Bosquescuela implantamos este concepto innovador dentro de la educación reglada en España. Juntos con la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, que apadrina la iniciativa Bosquescuela, hemos conseguido adaptar el concepto alemán de educación al aire libre al sistema educativo español y el año pasado obtuvimos la autorización para el primer centro Bosquescuela en septiembre 2015 en la Comunidad de Madrid. Hemos abierto ya la convocatoria para la segunda edición del curso de formación continua en metodología Bosquescuela. El curso está dirigido a aquellas personas que deseen vivir la inmensa variedad y las posibilidades que ofrece la naturaleza como aula y entorno de aprendizaje.
Más información en www.bosquescuela.com o en su página Facebook.
Fotografías: Philip Bruchner
