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"Me he transformado en mujer; luego la mataré"

Adán Jodorowsky renace, mitad hombre y mitad mujer, en 'Ada', su nueva producción musical

Adán Jodorowsky, más conocido como Adanowsky, es ahora Ada, mitad hombre, mitad mujer, siempre con los labios pintados de intenso rouge. Atrás quedaron los personajes de El ídolo (2008) y Amador (2010), muertos en escena, y con quienes Ada compartirá en el futuro tan trágico desenlace. “Llevo viviendo con el fantasma de Ada toda mi vida”, confiesa el artista detrás de una mirada enmascarada de kohl negro. Antes de que llegue ese funesto (o alegre) día, se presenta al público con Ada, su nuevo disco, y con un primer single, Dancing To The Radio, con el que pretende hacer una llamada a la acción, que diría Sr. Chinarro, “una revolución interna, poética, con la que cambiar el mundo”.

¿Quién es Ada y de dónde surge?

Antes de nacer, mi madre perdió una niña. Después tuvo a mi hermano y después, cuando quedó embarazada de mi, pensaron que por fin tendrían la niña que perdieron. Sin embargo, al dar a luz y ver mis testículos, se dieron cuenta de que no era Ada, sino más bien Adán. Me he sentido como un accidente y para quitarme de encima y por siempre esa neurosis, me he transformado en ella y luego la mataré y la enterraré.

¿Qué podemos esperar de Ada como personaje?

La historia de Ada comenzó con crear un personaje que fuera útil para mí y útil para la gente. Seguramente pensarás: ¿de qué le sirve a la gente ser así? La idea es que represento un personaje mitad mujer, mitad hombre, pues venimos de un padre y de una madre, somos parte del universo y no hay diferencia entre hombre y mujer. Todo hombre que desprecia a la mujer se desprecia a si mismo, a su parte femenina. Y viceversa. Lo que pretendo es comunicar eso: que no hay diferencia, que estamos unidos.

¿Y musicalmente?

De momento sólo ha salido una canción, “Dancing To The Radio”. Es un tema que a mucha gente le recuerda a la banda francesa Phoenix, pero el resto del disco no suena así. Las otras canciones son más disco-funk-rock, muy bailables. Quería que tuviera un sonido muy de principios de los 80, pero moderno. No quería caer en la trampa de hacer algo ya que ya se ha hecho: quería sonar actual.

El concepto de Ada remite claramente al movimiento glam.

Me han dicho que con mi nueva imagen me parezco a Robert Smith, David Bowie, Serge Gainsbourg, David Gahan… Un día alguien me comentará que le recuerdo a Adanowsky.

Será difícil: juega sin parar con su imagen y su físico.

Como soy músico -y escucho todo tipo de música-, quiero explorar la música, no quedarme siempre en lo mismo. Hago cambios radicales y tomo riesgos. Me encanta tomar riesgos y los músicos no suelen tomarlos por miedo a perder su público. A mi no me importa porque creo que para lograr algo hay que aprender a caer.

Y con Ada, ¿resurge de sus cenizas?

Sí, completamente. En Santa sangre, mi primera película, dirigida por mi padre, encarno a un personaje que se llama Fénix. Con el tiempo, he colaborado con Robert Coudert, el teclista de Phoenix, y con él hice el disco Amador. Y, además, mato a mis personajes para renacer. El renacimiento siempre vuelve a mi. No sé si existe la reencarnación, pero sí sé que fui algo antes y algo seré después. Todo artista tiene que renacer.

¿Y qué cree que renace junto a Ada?

Aunque la imagen de Ada esté muy cuidada, todo el discurso del personaje no es precisamente frívolo y presumido. Ahora que me maquillo todos los días, antes de dormir, cuando me limpio la cara siento alivio. Me digo: “¡Me extrañé!” De repente, siento más amor por mi mismo. Me estoy dando cuenta de que quizás no me amaba lo suficiente y que quizás estoy creando personajes para ir quitándome máscaras.

Tiene también en cartera un cortometraje protagonizado por Asia Argento, The Voice’s Thief. No descansa.

La idea surgió hace diez años: yo quería ser director de cine y no encontraba medios para hacer esa película. Entonces me dije que sería músico y que alguien vendría a mí para proponerme una película. Y eso fue lo que sucedió exactamente. A Asia le pregunté si quería incorporarse al proyecto y me contestó que sí. Nos vimos en París, bailamos toda la noche y en seguida se animó.

Asia y usted parecen tener muchas cosas en común: un padre de personalidad muy marcada, son artistas polifacéticos y fuera de lo común…

Ella también dirige. Le gusta la música, hace muchas cosas. Guardamos similitudes. Además, el tío de Asia produjo Santa sangre, la película de mi padre.

¿Vamos a poder ver ese trabajo en España?

La película consiguió finalmente financiación, la hicimos y ha empezado a girar por festivales. De momento, está yendo muy bien. ¡Ha ganado premios! No hay que crear para ganar premios, pero mi ego se siente satisfecho.

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