La sucesión de Durão Barroso
Incapaz de dar explicaciones convincentes en sede parlamentaria sobre operaciones de los servicios secretos nacionales bajo su control y responsabilidad, que le espiaban a él mismo e incluso aparentemente al poder reinante, Jean-Claude Junker decide convocar elecciones para obtener el referendo directo del pueblo soberano y evitar dar explicaciones a sus pares. Desgraciadamente para él, el pueblo soberano decide enviarle a los toriles después de 18 años de reinado ininterrumpido.
Muchos pensaban que era el momento para retirarse a escribir sus memorias, pero como un ave fénix reemprende el vuelo bajo los auspicios de Angela Merkel. Y si no les sirve a los luxemburgueses, que le conocen muy bien, ¿por qué iba a servirnos a los europeos en un puesto tan decisivo como la presidencia de la Comisión? No necesitamos políticos reciclados ni amortizados. La Comisión no es un cementerio de elefantes.— Javier Díaz Aspe.
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