Limpieza con poso
FOTO: Fernando Alda
La idea detrás de esta enoteca sevillana es unir contrarios: tradición y pureza, arraigo y limpieza. Los arquitectos resolvieron esa paradoja trabajando con materiales nobles en un contenedor oscuro.
El prolífico Juan Pedro Donaire ha creado en su propio estudio una división llamada Persevera Producciones dedicada a realizar trabajos de interiorismo. La reforma de este local en el centro de Sevilla es uno de esos proyectos y sus autores; Carlos Iglesias, Pablo Baruc y José Francisco García, han intentado hacer de la enoteca De La Tierra un local con ambiente limpio “para disfrutar la tradición del vino con ojos contemporáneos”.
¿Para qué necesita el vino un escenario limpio? Para dejar claro, de entrada, lo que el local considera importante, protagonista: el propio vino. Así, son las botellas lo que decora esta enoteca, desplegándose en una de sus paredes y relegando el bar a la figura de simple contenedor, “un recipiente en el que mostrar el vino”, apuntan los arquitectos.
Tras neutralizar el local (pintando los techos y las paredes de negro y eliminando casi todos los ornamentos, salvo alguna huella puntual del pasado del lugar), los arquitectos emplearon maderas de roble (vista y lacada) y acero inoxidable.
Las lámparas, con forma de botella plana, las idearon en madera para reforzar la marca del local. Los diseñadores también firmaron todo el mobiliario: de las banquetas y las estanterías al mostrador. La idea era más desnudar que arropar, preparar el espacio para cederle todo el protagonismo al vino.
Coste de la obra según arquitectos: 1.780 euros el metro cuadrado.
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