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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

Las multinacionales francesas se apuntan al "made by client"

La economía colaborativa se asocia hasta la fecha a conceptos como “joven”, “emprendedor”, “start-up” y “digital”. Pero quizá estas asociaciones de ideas no vayan a perdurar mucho en el tiempo. Las grandes multinacionales francesas están abonándose rápidamente a la nueva filosofía, al menos en lo que respecta a la co-creación. ¿Conversión y convicción real por su parte o pura y simplemente visión de negocio a futuro? 

En septiembre del año pasado el gigante de la alimentación Auchan (Alcampo, en España) lanzó junto con la comunidad Quirky una propuesta para que los internautas propusieran productos innovadores. Los promotores se comprometían a seleccionar unas cuantas invenciones, a desarrollar su producción y a comercializarlas en las grandes superficies de Auchan. El proyecto nace de la convicción de que “las mejores ideas del mundo no están en el mundo sino encerradas en la cabeza de las personas” y de que los clientes son quienes mejor saben en realidad qué necesitan. Los primeros productos “made by client” se pondrán a la venta ya esta próxima primavera.

Cuatro inventos llegaron hasta la final y serán pronto realidad: “tea timer”, una tetera provista de un temporizador, lo que permite controlar la duración exacta de la infusión y detener el dispositivo a tiempo; un dosificador de alimentos que no sólo los dosifica sino que también los pesa; una maceta desmontable, como los moldes de pastel, para poder trasplantar cómodamente las plantas; y un porta-pasteles horizontal, es decir, un soporte para poder trasladar la caja del pastel en el asiento del copiloto, sin que sufra contusiones o accidentes innecesarios. ¿Quién no ha conducido con una caja de pastel al lado o en el portaequipajes rezando para que un frenazo en seco no diera al traste con el postre? Curiosamente los 4 inventos son objetos para la cocina y el jardín, dos de los espacios más importantes en el imaginario francés. Se diría que se está haciendo realidad al menos en parte una de las famosas consignas que triunfó fugazmente en el mayo francés: “La imaginación al poder... del consumidor”.

Una vez hecha la selección de las ideas, la comunidad Quirky se puso manos a la obra. Ingenieros, diseñadores y especialistas en márketing desarrollaron unos primeros prototipos. Cada etapa de la concepción y desarrollo se sometió de nuevo al voto de la comunidad. Y cuando el producto se ponga finalmente a la venta, una parte de los beneficios revertirá de nuevo en la comunidad, en función de la implicación de cada miembro. Quirky, que acaba de aterrizar en Francia, acumula ya algo de historia al otro lado del Atlántico. Fundada en el 2009 en Nueva York es hoy en día una comunidad internacional de más de 700.000 “inventores” on-line, que co-crean todo tipo de artefactos, 429 hasta la fecha, y que hacen negocio con ello. Jake Zien, un joven de Milwaukee, es un ejemplo de éxito: se inventó en 2012 una regleta flexible. 2.888 miembros de Quirky le ayudaron a desarrollar el concepto, que acabó convirtiéndose en un producto real. Tan real y tan exitoso que se han vendido más de 600.000 unidades, lo que le ha reportado más de 11.600 dólares a Jake, y casi 34.000 dólares a la comunidad.

 

El proceso de selección de los inventos franceses fue tan colaborativo como el de creación. “Made by client” pero también “Chosen by client”. En noviembre pasado representantes de Quirky y de Auchan se reunieron en Nueva York y París simultáneamente, y conectados vía internet debatieron los productos presentados y escogieron los mejores a través de un voto interactivo. Entre los asistentes, Ben Kaufman, fundador de Quirky, y Vincent Mignot, director general de Auchan Francia. Los más altos ejecutivos aportaron su granito de arena, pero junto con ellos cualquier cliente francés de la cadena interesado en el proceso. Muchos hipermercados Auchan organizaron paralelamente eventos para abrir la consulta al espectro más amplio posible.

Otro monstruo de la distrubución francesa, Decathlon, acaba de anunciar ahora en febrero su conversión a la nueva fe colaborativa. Para ellos “las ideas están en todas partes.” Y por eso a partir del 1 de abril estará disponible una plataforma online, Openoxylane, que permitirá la co-creación de “los productos deportivos del mañana”. Una iniciativa abierta a cualquier persona en el mundo que quiera aportar ideas o contribuir a las de otros. Como en el caso de Quirky todo el proceso de creación y desarrollo se someterá a la consulta y al voto de los internautas, quienes co-decidirán hasta los materiales, colores y precios de los productos. En la comunidad reposa también el gran poder de decidir qué proyectos tiran para adelante y cuáles son descartados. El vídeo de promoción de la plataforma invita a soñar lo nunca visto: ¿Y si alguien se inventa por fin la pelota de ping-pong irrompible o la de fútbol que vuelve solita al centro del campo sin intervención humana de por medio? La pregunta que flota en el ambiente es, más bien, otra: ¿quién será la próxima multinacional en subirse al carro del negocio colaborativo?

 

Imagen de apertura: regleta flexible concebida por Jake Zien a través de la comunidad Quirky.

Comentarios

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