Plan inverosímil
Insuficiente base en Navarra para la moción de censura y alianza alternativa poco creíble
El dictamen de la comisión de investigación del Parlamento de Navarra sobre supuestas prácticas corruptas e ilegales de la consejera de Economía, Lourdes Goicoechea, con el aval de la presidenta del Gobierno foral, Yolanda Barcina, reprueba a ambas y les insta a dimitir. Se cumple así el primer capítulo de la hoja de ruta planteada por el líder de los socialistas navarros, Roberto Jiménez, tras la denuncia de la exdirectora de Hacienda de ese Gobierno. Tras la negativa de Barcina a dimitir, el siguiente paso sería la presentación de una moción de censura encabezada por Jiménez, quien, de ganarla, convocaría elecciones a corto plazo.
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La rotundidad del dictamen no tiene suficiente fundamento. Los técnicos de la Hacienda foral que comparecieron consideraron discutible como criterio económico —pero no ilegal— atrasar las devoluciones del IVA (una de las acusaciones principales) siempre que se paguen los intereses de demora. Interesarse por determinadas empresas con gran impacto en el empleo de la comunidad, incluso por su situación en materia fiscal, es propio de las responsabilidades de una consejera de Economía y Hacienda.
Más difícil de justificar son iniciativas en relación a empresas que fueron clientes de la gestoría que regentaba la consejera hasta su nombramiento. Barcina asumió un riesgo considerable al nombrarla, pues el paso de lo privado a lo público y viceversa en este terreno alimenta sospechas inevitables. Pero Goicoechea negó haber interferido en los expedientes sobre tales compañías, y es su palabra contra la de la denunciante, que además reconoció que fueron movimientos “en grado de tentativa”.
Suficiente base para una reprobación pero insuficiente para una moción de censura. La cual no se invoca directamente, pero se advierte que si no hay dimisiones “se tomarán las decisiones pertinentes”. Puede ser una fórmula para ganar tiempo a la espera del pronunciamiento de la dirección del PSOE, reticente a una salida que necesariamente requiere contar con el apoyo de Bildu en cada paso. Jiménez ha dicho que no pactará con la izquierda abertzale, pero sin ella no habrá mayoría en la censura ni, por tanto, elecciones en mayo.
Intentar llegar al poder desde posiciones minoritarias (9 de 50 escaños) forzando la dimisión de quien ganó las elecciones y formando coaliciones alternativas inverosímiles es un vicio muy arraigado; y casi siempre sale mal.
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