Sudar con clase

George Best, el futbolista más sexi de todos los tiempos –pese a su dudosísima biografía–, siempre daba la impresión de vestir en el campo de fútbol como lo hacía fuera, y viceversa. Al final de cada partido, podría haberse calzado unos vaqueros sobre el uniforme y salir directamente para el pub a tomarse la primera de sus pintas de la merienda. Lo mismo que el tenista Fred Perry o el ciclista mod, Bradley Wiggins, que solo le faltó aparcar la bici en los Campos Elíseos y largarse, acto seguido, a escuchar discos de los Small Faces con su amigote Paul Weller. Ese es el secreto de la ropa deportiva: mantener el estilo propio mientras se practica y, si hace falta, exagerarlo. Aquí van cuatro deportes y sus estilismos ideales.

Skate pasados los veinte

Con el monopatín la cuestión siempre es: ¿cómo seguir manteniendo la dignidad sobre la tabla pasados los 25 años? La respuesta, como casi siempre, está en recurrir a lo sencillo. Sí, hay millones de prendas en el mercado, pero nada como una sudadera de algodón, zapatillas con pedigrí clásico y complementos cercanos al minimalismo. Eso sí, los ocasionales toques de color están permitidos (ser skater postadolescente no significa estar muerto).

Esquí galáctico

España no lo pone fácil a la hora de facilitar iconos de estilo sobre la nieve. Por un lado está Paquito Fernández Ochoa, que ganó su medalla con un anorak con los colores de la rojigualda (algo no muy aconsejable a no ser que pertenezca a un equipo de alta competición o necesite que le vean desde un helicóptero). Después tenemos a Aznar haciendo esquí de fondo. Y Martes y 13 también hicieron daño con sus parodias. La solución es huir de ambos modelos, apostar por el futuro y no mirar atrás.

El nuevo fitness

El Urban Dictionary, esa especie de Wikipedia de la vida moderna, dice que una rata de gimnasio es “alguien que está siempre en la sala de fitness” y “alguien que siempre está diciendo en Facebook que está en la sala de fitness”. Abuse del color y ame la ropa tecnológica que proclama a los cuatro vientos su condición. Para salir airoso hay que ir justo en la dirección contraria: equilibrar el toque tecnológico con el gris sudadera (imagen mental: Stallone en Rocky), y no decirle a nadie que va de camino al gimnasio.

Bici con pátina

Los ciclistas serios lo tienen muy bien últimamente. Marcas como Vespertine o Café Cycliste les proveen de maillots y accesorios tan dignos para un plusmarquista como para un aficionado al diseño. Ya no tienen que parecerse en nada a su cuñado, el ciclista diletante. Los otros, los ciclistas de ciudad (casi todos los demás), solo tienen que conjuntar el espíritu de su indumentaria habitual con el de su amada bici retro, esa que les costó aproximadamente el triple de lo que confiesa a sus amigos.