El tren
Son muchas las mujeres que vienen a Madrid a decir que ningún obispo tiene más derecho que ellas a decidir sobre ellas

La idea era sencilla: un tren lleno de mujeres asturianas tenía que llegar a la estación de Atocha de Madrid y, desde allí, salir en manifestación con el lema Yo decido por delante, hasta llegar al Congreso de los Diputados para entregar un escrito. No hay que gastar mucho tiempo en explicar que su contenido es contrario a la ley que pretenden sacar adelante Rajoy, Gallardón y Rouco para privatizar, en beneficio del nacionalcatolicismo, el útero de las mujeres.
Imagino al ministro del Interior, Jorge Fernández, preguntando a la Virgen de Fátima cuántos antidisturbios debe utilizar para detener un movimiento que ha crecido de forma impensable. Lo que un par de asociaciones de mujeres de Asturias ideó se ha convertido en una nueva marea: la del tren de la libertad. Vienen a Madrid mujeres de todas partes de España. Incluso de Francia, de Italia, de América Latina.
Quiero imaginar que la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, una de las pocas voces sensatas que, desde el PP, ha hablado sobre el aborto y la ley de plazos, se las estará arreglando para que los antidisturbios actúen con prudencia.
Van a ser millares tras la pancarta. Muchas de ellas, como Aida, Maricusa, Carmen, Begoña o Paz, herederas de aquella huelga que en 1962 ganaron en gran parte las mujeronas que, por toda violencia, echaban maíz a los esquiroles. Gallinas, les decían así.
Ahora la cosa es distinta. No apoyan a los hombres. Apoyan a las que son como ellas. A las que saben lo que es un aborto clandestino, a las que todavía hoy dependen del machismo para decidir sobre su cuerpo. Vienen a Madrid a decir que ningún obispo tiene más derecho que ellas sobre ellas.
Vienen a la ciudad donde la marea blanca acaba de ganar una batalla.
Los hombres, a los laterales, a aplaudir y a proteger. Al que no vaya, le echarán maíz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
El ‘Gran Hermano’ más corto de la historia lo ganó una de Jerez, y se fue a quemar Madrid
Última hora de la actualidad política, en directo | María Guardiola alienta el pucherazo tras 48 horas de silencio: “El derecho a votar se ha hurtado”
Un nuevo asentamiento arraiga en una plaza tras el desalojo del B9: “¿De verdad pensaban que íbamos a desaparecer?"
El Banco de Francia mejora sus previsiones de crecimiento pese a la incertidumbre sobre el presupuesto
Lo más visto
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- La asociación mayoritaria de guardias civiles no está de acuerdo con la DGT en sustituir los triángulos por la baliza V16
- Eduardo Casanova anuncia que tiene VIH: “Hoy rompo este silencio tan doloroso”




























































