Perder la humanidad
El servicio de Inspección de Prisiones británica muestra en un informe algunos excesos cometidos contra los inmigrantes
Uno de los fenómenos que la globalización ha sacado a la luz es el de las terribles vidas de quienes se han visto obligados a salir de sus países y buscarse la vida. En un mundo donde cada vez resulta más fácil conocer lo que sucede en otras partes, ha crecido el afán de tantos hombres y mujeres que sueñan con nuevas oportunidades y que se ponen en camino para hacer reales sus anhelos, escapando de guerras, dictaduras o, simplemente, la miseria. Uno de los países que ha decidido dinamitar de manera fulminante las esperanzas de los inmigrantes es Reino Unido. Las trabas son infinitas para abrirles las puertas, y las autoridades no tienen empacho en expulsar a quien encuentran sin papeles. Por ejemplo, a Alois Dvorzac.
Se trata de un anciano de 80 años, que llegó a Londres el 23 de enero de 2013, y que murió poco tiempo después, el 10 de febrero. De nacionalidad canadiense, Alois Dvorzac padecía alzhéimer. Así que no pudo ser expulsado de inmediato. Estaba tan mal que no podía volar. Lo llevaron esposado a un hospital y esposado lo encontraron muerto un tiempo después.
Ha sido un informe del Servicio de Inspección de Prisiones el que ha sacado a la luz las malas maneras con que las autoridades británicas tratan a cuantos desean ver fuera de sus fronteras. No hay ninguna piedad para el que no tenga los papeles en regla. La relación de “casos estremecedores en los que se ha perdido todo sentido de la humanidad”, según ese informe, no se reduce al anciano canadiense. Hay más ejemplos.
Otro signo que revela cuán radical es el rechazo a los que son distintos es el importante apoyo que está consiguiendo el UKIP, el Partido por la Independencia del Reino Unido. Quieren irse de la Unión Europea, porque la consideran una rémora, y quieren librarse de cualquiera de sus reglamentos que favorezca a los inmigrantes. Las encuestas hablan ya de que pueden obtener un 26% de los votos en las elecciones europeas.
Hay, eso sí, unos cuantos raritos. Los actores Colin Firth y Emma Thompson y otros famosos le han escrito una carta a Cameron. Le piden que acoja a alguno de los sirios que han pedido refugio en Europa. Reino Unido, como pueden imaginar, no había ofrecido ni una sola plaza.
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