¿Usted lo sabe?

¿Por qué, aunque lo hagamos con gusto y dentro de nuestras posibilidades, los ciudadanos tenemos que atender y dar de comer —siempre tan insuficientemente— a tantísimo necesitado como hay en este país? ¿Por qué tenemos que cargar moralmente con esa obligación que le compete al Estado y que este incumple? Es como si le estuviéramos haciendo el trabajo sucio al Gobierno que, vergonzosamente, mira para otro lado, eludiendo su responsabilidad legal. En el Gobierno, como en muchas instituciones y corporaciones públicas, falta, además, sensibilidad en tantos aspectos, desconociendo incluso la palabra empatía y su significado; lamentablemente, es como si se careciera de conciencia. Indignado e impotente, me pregunto: ¿Qué podemos hacer para conseguir el bienestar mínimo exigible para esos seres humanos, para su inexcusable dignificación? ¿Usted lo sabe?— Manuel Calvo Úbeda.