El 2014 no empieza bien
Tampoco era de esperar otra cosa, pero podíamos soñarla. El año ha empezado con las miradas puestas en Grenoble, donde el piloto alemán Michael Schumacher, indiscutible primera figura del deporte, se debate entre la vida y la muerte.
Las encuestas sobre intención de voto son rotundamente desalentadoras. El PP, como mal menor, sigue en cabeza con una pérdida, eso sí, de un 11%, y el PSOE desciende en un 4,4%. Esto significa que un buen número de los anteriores votantes del PP se siente decepcionado por la política gubernamental, mientras que muchos de los anteriores votantes del PSOE están lejos de secundar la actuación de su partido en este periodo. ¿Qué opción queda para ese 15% que ha cambiado su intención de voto?
Lo realmente triste es que no hay tal opción: no hay partido político mínimamente sólido ni creíble. No hay un líder carismático que presente un programa convincente. La única política de partido es atacar al contrario y escudarse en el “ellos lo hicieron peor”. Los casos de corrupción se suceden sin parar, el endeudamiento ha alcanzado cotas de infarto, el baño independentista (en sentido literal y figurado) que hace furor en Cataluña es tan ridículo como escasamente combatido desde el Gobierno que, a lo largo del año 2013, ha venido dando muestras claras de que está más interesado en el retroceso que en el progreso. El Estado es cada vez más confesional y el túnel se hace cada vez más negro.
Quizá deberíamos jugar nuestra última baza y pedir a los Reyes Magos que nos devuelvan la movida, las ansias de avanzar a través del consenso y sin acritud, el respeto por los derechos y las libertades conseguidas con tanto esfuerzo y dos cualidades tan esenciales como la vergüenza y la conciencia, de las que parecen carecer en gran medida quienes dirigen, en sus distintos ámbitos, el destino de este país. Son regalos necesarios y con lo que llevamos aguantado podemos, sin rubor, encabezar nuestra carta con el tradicional “Queridos Reyes Magos: este año hemos sido buenos…”.— Paloma Nicolas Muñiz.
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