África se ordena
La descolonización de África es un proceso histórico reciente y, por lo que está ocurriendo en algunas zonas del continente, parece que todavía no ha acabado. Pero ahora, por fin, las guerras africanas se perciben como todas las que han sido en la historia de la humanidad: una lucha por intereses económicos donde es posible intervenir de forma racional si se crean los organismos regionales necesarios para el diálogo, la consulta, el seguimiento y la revisión permanente de sus conflictos, por los propios africanos.
Por desgracia, Europa, EE UU, Rusia, China y Arabia Saudí, que no son ajenos a estos intereses económicos, mantienen artificialmente la tensión bélica para imponer sus hegemonías neocoloniales. En cualquier caso, han dejado de ser peleas y guerras salvajes a causa de problemas étnicos. Desde 1990, la democracia, con sus imperfecciones y carencias, se ha abierto paso en un continente demasiado acostumbrado al ruido de sables. Han surgido prácticas cívicas originales (Foro Social Africano), la llegada del multipartidismo ha hecho posible la eclosión de nuevos espacios de libertad política y los emigrantes africanos por el mundo están aprendiendo y enseñando participación ciudadana. En los últimos años se han producido pocos golpes de Estado. Se empieza a aceptar que son los propios africanos los principales responsables de su situación (violencia, falta de control de la gestión pública, corrupción, intolerancia étnica y religiosa...), y si las causas son principalmente endógenas, la solución ha de proceder de los africanos mismos.— Luis Fernando Crespo Zorita. Alcalá de Henares, Madrid.
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