Cumbres bajo mínimos
La cumbre de Varsovia sobre el cambio climático ha terminado sin avances destacables que pudieran acercarnos, de una vez por todas, al gran pacto que llevamos tanto tiempo esperando. Una vez más, la palabra “decepción” define y resume los resultados de este tipo de cumbres que, como viene siendo habitual, son tan predecibles que todos sabemos de antemano cómo van a terminar.
Más allá de la retórica y las buenas intenciones, si se fijan, todos estos encuentros casi siempre terminan con aplazamientos y acuerdos de mínimos no vinculantes. Por tanto, no es de extrañar que también estén bajo mínimos la ilusión y la esperanza de quienes tenemos conciencia de la gravedad y las consecuencias del cambio climático provocado por el incremento incontrolado de los gases de efecto invernadero.
Es evidente que la ceguera política y los intereses económicos de los principales Gobiernos mundiales, una y otra vez, hacen infructuoso un acuerdo preventivo de desastres y catástrofes climáticas. Eso sí, como se demuestra en esta última cumbre de Varsovia, al reforzar el compromiso de crear para 2020 un Fondo Verde del Clima dotado con 100.000 millones de euros destinados a paliar catástrofes climáticas, queda patente que tenemos mayor predisposición a curar que a prevenir.— Pedro Serrano Martínez.
