Los Beatles del siglo XXI cantan en chino
Con su gira mundial 'Nowhere', la banda pop-rock taiwanesa Mayday se convierte en el mejor ejemplo de la globalización de la música china
Son las cinco de la tarde y faltan tres horas para que salten al escenario, pero en los alrededores del estadio de Hongkou, en Shanghái, ya no cabe ni un alfiler. A pesar de que se trata de uno de los escenarios más imponentes de la capital económica de China, con casi 40.000 localidades, las taquillas han colgado el cartel de no quedan entradas. Así que el negocio del concierto lo hacen ahora los omnipresentes agentes de la reventa y vendedores ambulantes bien pertrechados. Fans enfervorizadas compran gigantescas fotos del grupo y rótulos luminosos con los nombres de Masa, Monster, Ashin, Stone y Ming. Otros prefieren cuernos de colores y palmas de plástico con las que aplaudir sin cansarse. Es, sin duda, uno de los mayores acontecimientos musicales del año. Al fin y al cabo, por algo apodan a la banda taiwanesa Mayday como los Beatles chinos.
“Sus canciones están muy apegadas a la realidad, y dan a la gente energía y coraje”, asegura a EL PAÍS Evelyn Wu, una de las seguidoras de Shanghái que considera muy afortunada la comparación con el grupo británico, a quien la propia Mayday rindió homenaje con su canción John Lennon. “Aunque le cantan al amor, la amistad, la vida, y el futuro, sus letras no son insulsas como las de otros grupos chinos que no saben más que componer melosas melodías sin contenido. Mayday se atreve incluso a hacer pensar a la gente con temas no exentos de polémica”. Wu se refiere a las canciones Embrace (Abraza) y Understanding (Entender), que se han convertido en improvisados himnos de la comunidad homosexual china.
Mayday -Wu Yie Tian en chino- tampoco hace ascos a los guiños políticos, y hay quienes incluso sugieren al líder del grupo, Ashin, que se presente como candidato a la alcaldía de su localidad natal, la capital de Taiwán, Taipei. Pero él siempre responde lo mismo: “Queremos cambiar el mundo y que la gente luche por sus sueños e ideales, pero queremos hacerlo con la música”. A juzgar por la muchedumbre que rompe a gritar incluso antes de que los cinco hagan su estelar aparición en el estadio de Hongkou, algo ya han conseguido en China.
Y, ahora, los cinco miembros de Mayday quieren convertirse también en adalides de la incipiente globalización musical china. Para ello han lanzado la gira musical Nowhere (En ninguna parte), y, a pesar de que sus canciones están escritas en chino y en el dialecto local hokkien, han vendido ya más de 20 millones de entradas por todo el planeta. Más que Madonna en su última gira. Cuando haya finalizado el año habrán protagonizado 71 conciertos como el de Shanghái en 40 ciudades diferentes, y eso que no se mueven precisamente en escenarios pequeños: en Londres ya tienen reservado el Wembley Arena para el 21 de febrero. No recalarán en España, pero sí en París y Ámsterdam los días 23 y 26 de ese mes respectivamente.
Su éxito es un buen ejemplo de cómo funciona la industria del pop-rock de Taiwán, la más poderosa de China. Los Mayday nacieron en 1997 después de cambiar y tocaron en festivales y salas de segunda hasta que, después de enviar cientos de maquetas a diferentes discográficas, en 1998 firmaron un acuerdo con el principal cazatalentos musical de la isla. Jonathan Lee, de Rock Records, los fichó sin pensarlo dos veces, convencido de que iban a ser “quienes creen el sonido de futuro”.
No se equivocó. Desde entonces, sus 9 álbumes de sonidos claros y rotundos han vendido más de un millón de copias, y ahora Mayday es considerado el grupo pop-rock número uno del país más poblado del planeta. Durante su carrera han tocado frente a más de cien millones de personas, han protagonizado dos películas documentales en 3D, e incluso tienen varios récords: el del concierto a mayor altura, que dieron a 390 metros sobre el suelo en el rascacielos más alto del país, y el del mayor número de entradas vendidas en menos tiempo en China, 200.000 en 24 horas.
Ahora les falta confirmar si la creciente influencia de China es suficiente para llenar estadios como el de Hongkou en Europa y América. “Nosotros no creemos que la música tenga fronteras”, aseguró Ashin poco antes de embarcarse en la gira más ambiciosa que haya llevado a cabo jamás un grupo chino. “Queremos compartir nuestra música con todo el mundo, y esperamos ser capaces de saltar la barrera de la lengua para que la gente sea capaz de disfrutar de nuestras creaciones sin que importe de dónde sean”. Eso sí, por si acaso, las letras se proyectarán traducidas al idioma local de cada concierto.
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