Este cine está muy vivo

Que haya una afluencia masiva a las salas de cine y colas kilométricas como antaño es hoy noticia. De las buenas. Que esa afluencia se registre solo dos semanas después de que el ministro de Hacienda culpara de la crisis  del sector a la baja calidad de las películas españolas es una ocasión para sacarse la dolorosa espina que tuvieron que encajar los profesionales de la industria. Durante tres días —lunes, martes y ayer—, por quinto año consecutivo, los productores, exhibidores y distribuidores se unieron para hacer una espectacular oferta: una entrada de solo 2,90 euros con derecho a ver cualquier película en una de las 3.000 pantallas adheridas a esta gran Fiesta del Cine. Frente a los vacíos habituales y al precio de una entrada que puede subir en un día normal hasta los 11 euros, cientos de miles de españoles han hecho cola para ver el cine en pantalla grande.

El lunes, el número de espectadores se multiplicó por cinco con respecto al lunes anterior. El martes, la cifra alcanzó casi el medio millón: 10 veces lo que se registró el martes previo. Todo apunta a que esta será la edición más exitosa de las cinco celebradas hasta el momento, un resultado que demuestra dos cosas: la primera, que dar facilidades al consumidor para que se inscriba a través de Internet es una fórmula barata y sencilla que a la gente le gusta. La segunda, que el ministro tuvo una buena oportunidad para callarse. Porque es verdad que una de las películas más demandadas ha sido la americana Gravity, pero también que dos de las más exitosas han sido cintas españolas: Las brujas de Zugarramurdi y La gran familia española.

Pero lo esencial de este éxito es que se constata que a la gente le gusta ir al cine y que el precio influye (como en todo). De ahí que haya puesto otra vez sobre la mesa el debate sobre el IVA del 21%, aunque no sea el único factor de la crisis de asistencia. La actriz Ángela Molina, que ayer recibió la medalla de oro de la Academia de Cine, hace mucho tiempo que tenía muy claro que el precio es determinante. Nunca olvidará que González Macho le dejaba entrar gratis a los Renoir cuando era joven.