Un país de analfabetos

Tras una primera reacción de sorpresa ante los resultados recientemente publicados de la encuesta PIAAC de la OCDE, en la que los españoles salimos mal parados, uno se da cuenta de que era algo completamente predecible. En realidad, no era necesario realizar exámenes y encuestas. Partiendo de la premisa de que los medios de comunicación, en particular la televisión, son un fiel reflejo de la sociedad y teniendo en cuenta la calidad y contenido de los programas que triunfan (entendido como índice de audiencia), la conclusión no podía ser otra. Por otro lado, si partimos de la base de que los representantes políticos deben ser la elite más preparada de la sociedad y el espejo en el que esta debe mirarse, llegamos a la misma conclusión con tan solo echar un vistazo al nivel de nuestros gobernantes. Políticos que por cierto se han apresurado a culpar a sus adversarios de este fracaso, cuando tanto unos como otros han sido completamente incapaces de consensuar una auténtica política educativa. Pero tranquilos, no hay que culparles de todo. Al fin y al cabo nadie puede obligar a nadie a leer un libro en lugar de ver Gran Hermano. Esto es lo que hay.— Sebastián Fernández Izquierdo.