La Versace de las pequeñas cosas
Francesca, lejos de ser un personaje icónico como sus tíos Gianni y Donatella, presenta una colección de accesorios dejando atrás su apellido
¿Otra trágica Versace?
Francesca Versace realizó hace unas semanas la entrevista más aburrida que jamás se le ha hecho a un Versace, lo cual la convierte, con bastante probabilidad, en la Versace más afortunada de todo el clan. Esta joven de 31 años no dirige un imperio de la moda como sí lo hizo su tío Gianni, pero tampoco ha sido asesinada a tiros como él, en la puerta de su mansión una mañana de 1997.
Tampoco es un personaje tan icónico como su otra tía, Donatella, actual directora creativa de la marca de Gianni, pero tampoco sufre la desgracia de ser más conocida por su faceta de diva icónica —compárense el número de imitadores que tiene en YouTube con el número de imitadores que pueda tener, por ejemplo, Donna Karan— que por su arte. Ni ha tenido la atribulada infancia de su prima Allegra, de 26 años, que se enteró de la muerte de Gianni porque el boletín informativo le interrumpió los dibujos animados, que se desveló al poco tiempo como su inesperada heredera y que desde aquel entonces ha sufrido diversos encontronazos con la fama y la anorexia. Por buscarle virtudes, Francesca hasta ha vivido más que Tina, una Versace a la que se le infectó la herida que se había hecho en la rodilla y murió con 10 años.
¿Por qué se la entrevista entonces?
En una de sus apariciones más exhaustivas en un medio escrito, Francesca se ha servido ante The Manila Times (sic) de grandes tópicos como “Mi padre siempre me pidió que fuera más Francesca que Versace”, “Me encanta Asia. ¡Me encantan sus playas!” y otros lugares comunes poco asociados con la familia Versace. Con ellos pretendía vender en Filipinas los diseños que ha presentado en septiembre para las maletas y accesorios de la compañía Bric’s. En otro medio filipino dedicó un grueso de su entrevista a explicar que su madre le prohibía comer Nutella de pequeña.
¿Y ese es el debut de Francesca Versace?
Es el debut más reciente de Francesca Versace. En realidad, esta mujer lleva debutando desde que, en 2001, decidiera que quería seguir los pasos de su tío Gianni y la escuela de diseño Saint Martins de Londres le informó de que no le daba la nota para entrar. Lo lograría años más tarde y en 2007 debutaría de nuevo al presentar su primera colección, humildemente titulada Francesca V, sobre la que se recuerda poco. Si el olvido en el que cayó después cuenta como debut, este de ahora, de diseñadora de accesorios y demás cosas menores que a lo mejor hubiera superado si hubiera restregado su apellido, pero decidió no hacerlo, sería entonces el cuarto.
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