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ESPECIAL NIÑOS

Una casa para todos

La planificación de espacios es necesaria con la llegada de un nuevo habitante al hogar. A continuación, tres propuestas para distribuir las zonas comunes.

Decoración de distintas viviendas.
Decoración de distintas viviendas. ANTONELLA DELUSSU

Alumbrar un rincón de colores

Para que juegue Luca. En un recoveco del salón, Luca (de cinco años) tiene su escondite. Se trata de un rincón luminoso y preñado de colores donde pasa horas pintando y levantando rascacielos. Dos pupitres y varias sillas del antiguo parvulario de su madre conforman una bancada. Para disponer sus juguetes, su padre ha proyectado unas estanterías y con pintura de pizarra ha transformado una pared en un lienzo gigante. Lo que Luca no sabe es que este micromundo de colores lo ha impulsado su madre. La empresaria Susana Lafarja vive la maternidad con tanta vehemencia que viró la órbita de su actividad para gestar un universo infantil propio. “Empecé rastreando ropa y complementos originales para Luca y acabé montando una firma de decoración para niños y padres”, relata. Así se alumbró Suit Beibi, una marca que ofrece juguetes o menaje coloridos, practicidad, medio ambiente e interacción entre los pequeños y sus progenitores. “Jugar con los padres es vital para el desarrollo del niño”, alega esta emprendedora, que ha liberado a través de su hijo su propio genio creativo.

Jules estudia en su cuarto.
Jules estudia en su cuarto.ANTONELLA DELUSSU

Sumar identidades

Territorios propios para Jules, Lili y Violette. “Hay que desmontar el cliché: vivir con hijos no es una experiencia tan maravillosa. Implica un esfuerzo brutal”. La rotundidad proviene de Murielle Bressan, la propietaria de Nobodinoz, el primer concept store para niños en España, y madre de Jules (de 14 años), Lili (10) y Violette (8). La fórmula de Bressan “para salvaguardar las individualidades y evitar que los niños lo colonicen todo” es repartir territorialmente la casa. Donde viven, el pasillo separa la zona de los padres de la de los hijos. En aras de independencia, cada uno ha elegido una habitación. La identidad se modela con una decoración mezclada con espontaneidad y piezas con distintas historias. Hay muebles de diseño, como la litera Amber in the Sky de Pelurdi en el cuarto de Lili, y piezas recicladas, como el escritorio de Jules, procedente de una tienda de segunda mano, y cajones rescatados de la calle reconvertidos en estantes para Violette.

Compartir la casa

Para convivir con Olivia y Mía. Columpiarse, ver una película, montar una cabaña volteando los sofás, organizar una fiesta… En este salón cabe todo y todos. Es un antiguo plató de fotografía. Siete metros de altura, con dos plantas y más de 300 metros en Barcelona. Aquí viven una pareja de creativos, el arquitecto Gianni Ruggiero y la diseñadora Valeria Dubin, y las hijas de ambos: Olivia (de siete años) y Mila (de tres). Para las pequeñas, la casa es como un chiquipark. Para Ruggiero, un espacio que invita al cambio permanente. “Es esencial que la casa mute para adaptarse a nuevos usos. La buena arquitectura no está al servicio de los volúmenes, sino de las personas”, sostiene el proyectista. Para fomentar la convivencia real entre padres e hijos, el salón se ha vuelto cada vez más grande y flexible, al unirse al estudio y el comedor y la cocina. Con la llegada de las niñas, llegó también el dormitorio infantil y un baño con bañera. Y un poco más tarde, un área de juegos para que el salón dejara de ser el baúl de los juguetes y los acogiera de nuevo a todos. Compartir es la norma. “En esta casa no hay puertas ni cajones con llave. El respeto por lo del otro emana de la confianza y el diálogo permanente, y no de las prohibiciones”, dice Ruggiero. Y Dubin concluye: “Más que diseñar un espacio, buscamos diseñar un estilo de vida”.

Gianni Ruggiero y su mujer, Valeria Dubin.
Gianni Ruggiero y su mujer, Valeria Dubin.ANTONELLA DELUSSU

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