La Tomatina
Los habitantes de un pueblo valenciano se enorgullecen de hacer famoso su nombre porque en la fiesta de la Virgen de los Desamparados destruyen por capricho más de cien toneladas de alimentos en un mundo con mil millones de hambrientos (en España, “desnutridos”).
La inmensa mancha roja de la Tomatina, obscena bofetada a los hambrientos, deliberada, repetida, televisada, masiva e innecesaria, es quizá la más perfecta reproducción simbólica de un mundo despiadado, en que unos destruyen para divertirse lo que otros necesitan para no morir. Lo que empezó como una necia gamberrada, prohibida durante muchos años, se ha convertido, —con la ayuda de una televisión sin escrúpulos y, por unos miserables céntimos de beneficio para unos pocos, declarada incluso “de interés turístico”—, en una insondable bajeza, imitada donde abundan personas de ese tipo, como en ese pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme, y prohibida en países con un mínimo sentido social.— Martín Sagrera Capdevila.
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