De municipio a municipio

Leo que un municipio catalán, gobernado por CiU, ha quitado el nombre de España a una plaza (nombre que estaba en catalán: Plaça d’Espanya), previa encuesta en la que 2 de cada 100 ciudadanos mayores de edad dijeron “sí”. No sé si esto es lo que llaman “derecho a decidir” o si CiU, en este teatro del mundo en que vivimos, ha descubierto el “cine de barrio”. Dicen que es para “recuperar el nomenclatoranterior a 1910”. Yo les recomendaría a los nacionalistas que no se extiendan muy atrás en el tiempo, no vayan a descubrir que el “histórico” enfrentamiento entre catalanes y españoles resulte ser un invento.

Por ejemplo: año 1881. En una población costera de la provincia pontevedresa, en donde pasado el tiempo un servidor habría de nacer y criarse, nombraron alcalde a un armador catalán con visión de futuro: Francisco Ravella i Arenas. En su mandato, el municipio adquirió un campo (una dehesa real, cuyos derechos de “piso” ostentaba el marquesado del lugar) y en él se construyó la plaza Mayor y el Ayuntamiento. De este alcalde fue la decisión de volcar el crecimiento de la ciudad hacia esta zona, y no insistir en la ocupación de la costa. El tiempo le dio la razón. Cuatro años después falleció, y en 1896 la corporación, en reconocimiento al malogrado alcalde, decidió dedicarle la plaza Mayor que, desde entonces, se llama plaza de Ravella, sin duda la más acogedora del lugar.

Si algún “patriota” de los que tanto abundan hoy decidiese volver al nomenclator anterior (no lo creo) me tendría a mí enfrente. La verdadera historia, en su complejidad, no la escribe el nacionalismo.— Ignacio Rodríguez.