Los jóvenes y el trabajo
Oigo a menudo a empresarios que se quejan de la actitud de los jóvenes respecto al trabajo. Parece ser que lo primero que preguntan es el horario y cuánto van a ganar y si no les parece bien, no aceptan el puesto. Creo que esto no debería sorprender a nadie, ya que son dos elementos básicos a la hora de trabajar. Sin embargo, es cierto que cuando los padres de estos jóvenes empezábamos en el mundo laboral, normalmente, nos conformábamos con tener un trabajo, y como teníamos poca conciencia de nuestros derechos, preguntábamos poco.
¿Qué ha sucedido para que los jóvenes de ahora quieran que el trabajo se adapte a sus vidas, en lugar de que sus vidas se adapten al trabajo? Muchas cosas.
Les hemos dado una mayor formación y por tanto un mayor conocimiento de sus derechos como trabajadores, pero no solo eso, les hemos pagado extraescolares deportivos, artísticos, tecnológicos, hemos intentado en la medida de nuestra economía, que viajen, que conozcan otras culturas; es decir, hemos ampliado mucho su visión sobre el mundo y sus posibilidades. Quieren desarrollar sus aptitudes extralaborales y hacer lo que les gusta, aunque perciban un menor salario. Tener tiempo para ellos. Porque ¿para qué sirve lo que han hecho sus padres? Mucho trabajo y poco disfrute, mucho esfuerzo para tener una casa y una jubilación digna que ahora ven peligrar. Y además, ¿pueden ellos plantearse el ahorrar para comprar una casa o un coche en las actuales circunstancias? Quizá. Trabajando lo inimaginable, con unas condiciones laborales que han retrocedido de una manera espeluznante.
Harían bien los empresarios en pensar en nuevas modalidades de trabajo que se adapten a estos cambios. No hay nada más rentable que un trabajador contento.— Núria Carreras Jordi.
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