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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Bajos fondos del fútbol

Hoy, cualquier encuentro puede ser objeto de manipulación al entrar en liza las apuestas por Internet

MARCOS BALFAGÓN

El pasado lunes, el presidente del Girona, club de Segunda A que jugó el playoff de ascenso a Primera, relató el hecho más insólito que se recuerda en Madrid desde que un veterinario que recogía manzanilla en la sierra derribó de una pedrada un helicóptero cuyo ruido le molestaba. Contó que el 2 de julio, el presidente del Racing, para entonces descendido a Segunda B, le ofreció firmar un papel reconociendo la alineación indebida de dos jugadores en el partido Racing-Girona jugado en abril y ganado por los visitantes. Esa alineación dudosa había sido investigada por el Comité de Disciplina Deportiva que decidió no sancionar al Girona.

El objetivo del Racing sería recuperar los 3 puntos en disputa aquel día, con lo que eludiría el descenso. El presidente del Girona dijo también que grabó la conversación en su móvil para entregarla a la policía. Este caso es uno de los 10 que están siendo investigados: cinco de Primera y otros tantos de Segunda. Entre los primeros, el Zaragoza aparece en tres ocasiones y el Levante en dos; y entre los de Segunda, el Hércules en tres ocasiones, y en dos el Xerez, el Racing y el Girona.

Pero la investigación de amaños de partidos no se limita a aquellos en los que un equipo que no se juega nada se deja ganar por uno que se juega mucho. Eso ocurría en la prehistoria, hace cinco o seis años. En la edad contemporánea cualquier encuentro, aunque sea de Tercera y sin nada en juego, puede ser objeto de manipulación al entrar en liza las apuestas a través de Internet (y, por tanto, en un ámbito universal). Según datos recientes, ese sector mueve al año unos 200.000 millones, 10 veces más que el fútbol por sí mismo. Un estudio académico realizado en Reino Unido concluía que el 1% de los partidos está amañado “en alguna medida”.

Las propias empresas de apuestas han creado, por ello, organismos encargados de detectar movimientos sospechosos, uno de los cuales observó el 8 de junio un fuerte flujo de apuestas a favor de que en el partido Racing-Hércules, cuya primera mitad había terminado 0-0, con pésimo juego local, se marcarían más de dos goles y ganarían los de casa. Nada extraordinario excepto que en unos minutos se apostaron por ese resultado más de 750.000 euros.

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