¿Y por qué no un 25%?
Abrió el melón el FMI; luego, un entusiasta neoliberal metido a comisario europeo Olli Rehn coge el testigo; mañana serán los de la patronal los que comiencen a meter presión y en octubre, fuera ya de la influencia estacional del turismo veraniego y viendo cómo se incrementa el paro, serán Guindos y Fátima Báñez los encargados de edulcorar la propuesta de bajada de salarios, como único método para reactivar el mercado de trabajo.
Y digo yo, ¿por qué un 10%?; yo estaría dispuesto a bajármelo un 25%, o por qué no, equiparar mi sueldo con los trabajadores chinos si hiciera falta; eso sí, también quiero sus precios en las gasolinas, la leche, el pan, la luz, los alquileres, etcétera; en definitiva, proporcionar los sueldos y los productos básicos para algo tan simple como poder vivir.
Creo que a alguien se le escapa que vivimos en Europa, o que la Hacienda pública basa sus ingresos en el IRPF y en la recaudación del IVA por el consumo; en fin que, o bien cambiamos radicalmente de sistema, o se están haciendo mal los cálculos, y mientras tanto, nos siguen metiendo el miedo en el cuerpo como si la culpa del fracaso del sistema la tuviera el sufrido trabajador.— Francisco Javier España Moscoso.