España tiene dinero para armas, no para SIDA
De acuerdo con la información recabada por este blog, el Gobierno español ha tomado la decisión de no realizar en 2013 la contribución de 10 millones de euros prometida al Fondo Mundial contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria. El compromiso había sido realizado de manera formal hace ahora un año (la nota de Moncloa está colgada aquí, mientras dure), pero cobra especial importancia cuando se acerca la fecha clave de la Conferencia de Aprovisionamiento del Fondo, que tendrá lugar en pocos meses. Francia ya ha anunciado que en esta ocasión comprometerá 1.080 millones de euros y EEUU estaría dispuesto a llegar a los 5.000 millones de dólares.
En una carta remitida a Salud por Derecho y Médicos Sin Fronteras –las dos organizaciones que más han peleado este asunto- el Gobierno invoca las obligaciones de la lucha contra el déficit. Pero el celo presupuestario se aplica con un doble rasero: mientras se niegan 10 millones de euros a los enfermos de SIDA o de malaria, la semana pasada se aprobó un nuevo crédito extraordinario para compras de armamento, esta vez por valor de 877 millones de euros (el año pasado la “extra” fue de 1.782 millones). En un giro que resultaría folclórico si no fuese sencillamente obsceno, España ha decidido cumplir sus compromisos con las empresas de armamento e ignorar el que contrajo con los enfermos de SIDA, malaria y tuberculosis en algunos de los países más pobres del mundo.
Es difícil exagerar la importancia de este asunto. La decisión de España descabella el compromiso con una institución que ha jugado un papel clave en la promoción de la salud global durante los últimos años y en la que nuestro país llegó a tener un papel destacado como cuarto donante. De acuerdo con sus propios datos, el Fondo Mundial gestiona el 82% de la financiación internacional contra la tuberculosis, el 50% de la de la malaria y el 21% de los recursos contra el HIV. Sus programas de atención con antirretrovirales, diagnósticos rápidos o mecanismos preventivos han sido determinantes para que el número de muertes anuales por SIDA haya descendido de 2,2 millones a mediados de la década pasada a 1,7 millones en 2011. Lo mismo puede decirse en el campo de la lucha contra la malaria, donde la mortalidad ha caído un 25% gracias en parte al esfuerzo preventivo y paliativo desplegado por el Fondo Mundial.
Desde una perspectiva menos filantrópica, dar la espalda al Fondo supone cortar uno de los pocos hilos que todavía sostienen la credibilidad de España en el mundo. Es bien conocido que la involucración en las iniciativas globales de salud (como el Fondo o el GAVI) fue determinante para lograr el acceso de nuestro país al G20 y la posibilidad de construir un perfil internacional que ni la diplomacia, ni la economía, ni el ejército son capaces de otorgarnos. Resulta enternecedor escuchar al Gobierno mencionar la posibilidad de incorporarse el próximo año al Consejo de Seguridad de la ONU, cuando casi toda la estructura que nos une a la agenda de la comunidad internacional está siendo sometida a un proceso de voladura controlada.
Comentarios
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.