_
_
_
_
África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Cuando la sospecha es ley y el amor, un crimen

Autora invitada: Ana Gómez Pérez-Nievas (periodista)

“Mis antiguos vecinos me preguntan: ¿por qué sigues vivo?”. Frank vive en Uganda y, de momento, tiene suerte: sigue vivo. Si el proyecto de Ley Anti-Homosexual no consigue ser aprobado en el Parlamento; si al menos se permiten las enmiendas que retiran la pena de muerte como castigo por conductas homosexuales; si no se convierte en rango de Ley, quizá siga con esa suerte el resto de su vida...

El centro de Yaoundé, Camerún, mayo de 2013. Un hombre joven que ha sido golpeado con frecuencia en su barrio y desalojado de su casa, a causa de su orientación sexual e identidad de género. © Amnistía Internacional

Acoso, marginación, detenciones arbitrarias, y ataques: en la región de África Subsahariana se está incrementando, en los últimos años, la persecución a lesbianas, gays, transexuales e intersexuales (LGBTI). La Ley Anti-Homosexual de Uganda es sólo un ejemplo de esta tendencia. También Sudán del Sur, país independiente desde 2008, criminaliza la conducta homosexual de hombres y mujeres con, al menos, diez años de cárcel. Igual que Burundi, que prohibió este tipo de relaciones sexuales revisando en 2009 el Código Penal, o Nigeria y Liberia, que introdujeron proyectos de ley para endurecer las penas para LGBTI. Todo ello sin olvidar que Mauritania, las regiones al norte de Nigeria, las del sur de Somalia y Sudán, siguen manteniendo la pena de muerte para este “delito”. Es por eso que Amnistía Internacional ha presentado un informe titulado Making Love a crime: criminalization of same-sex conduct in sub-saharan Africa, que analiza cómo 38 países africanos imponen sanciones y criminalizan al colectivo LGBTI, contraviniendo tratados internacionales y violando derechos como el de la libertad de pensamiento, de opinión y de expresión, de conciencia y de religión, de reunión pacífica y asociación, la libertad y la seguridad de las personas, o el derecho a la intimidad.

A estas personas se les persigue, detiene y acosa en muchas ocasiones bajo la simple sospecha, sometiéndoles a hostigamientos que pueden ir desde la marginación o la discriminación, por ejemplo, en el acceso universitario, con la denegación de becas; hasta casos extremos como son las violaciones correctivas de mujeres lesbianas o el asesinato, tal y como le ocurrió a David Kato, activista gay cuyo crimen en 2011 fue objeto de denuncia de muchas organizaciones y condenado hasta por el propio presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.


Mary (izquierda) y su pareja, de pie en el interior de su casa en Nairobi, Kenya, abril de 2013. Mary es una mujer lesbiana y madre de un hijo © Pete Muller

Ley mata gays

En algunos países africanos, líderes conservadores acusan falsamente y de manera abierta al colectivo LGBTI de esparcir el virus del VIH o de “convertir” a niños y niñas a la homosexualidad.

“Es una ley que sólo trata de prevenir, es decir, evitar que los homosexuales salgan a la luz, porque la homosexualidad es algo vergonzoso”: así se explica Edward Mpagi, ex condenado a muerte ugandés, sobre el proyecto de Ley Anti-Homosexual de Uganda. Tanto él como Alice Alaso, parlamentaria ugandesa, han acudido este mes de junio al Congreso Mundial contra la Pena de Muerte celebrado en Madrid. Mientras hablan y aclaman el derecho a la vida, su vehemencia parece desinflarse cuando se refieren a los derechos del colectivo LGBTI. “No queremos que nadie muera, pero el resto de los términos del proyecto de ley se mantendrán porque no deseamos encontrar gente reclutando a nuestros niños en la homosexualidad”, asegura Alaso sin que le tiemble el pulso. “La homosexualidad está prohibida por la Constitución ugandesa. Tenemos una cultura, y un fuerte enraizamiento religioso al que nos queremos mantener atados. El proyecto de ley lo que busca es regular este tipo de relaciones”, añade.

De momento, y aunque en el mes de mayo ha vuelto al Parlamento para su discusión, todavía no está claro el resultado final de la conocida como “Ley mata gays” en Uganda. Sin embargo, se cree que algunos de los posibles castigos serían tales como tres años de cárcel por no denunciar a tu vecino homosexual; siete si te encuentran con un libro o un vídeo de temática gay; o la cadena perpetua si te casas con alguien del mismo sexo.

Pero no todo el mundo está a favor de este proyecto de Ley. Muchos colectivos y organizaciones, ayudados por la presión internacional, están trabajando para que no salga adelante. “Lo que hagan las personas adultas en la cama y en su privacidad no tiene nada que ver con la ley. Así que vamos a impugnarla”, explica Frederick E. Ssempebwa, abogado ugandés y uno de los mayores activistas contra la pena de muerte en el país. Según este profesor miembro y antiguo presidente de la East Africa Law Society, y de la International Bar Association, existe la creencia popular de que la homosexualidad ha sido empujada desde fuera del país. “Algunas personas que somos más abiertas no decimos que debamos permitir las relaciones homosexuales, sólo que la ley no tiene que inmiscuirse en los asuntos privados de la gente. Es su elección y el Estado no tiene que darles licencia para hacerlo”, asegura. Para Ssempebwa, la manera de combatir esta acoso al colectivo LGBTI tiene que partir del derecho. “Ahora los homosexuales salen más a la calle a manifestarse, y nosotros les decimos que podemos ganar esta batalla por la libertad. Para mí se trata de una batalla por la libertad de la gente, no sobre la homosexualidad”, relata.

Un ugandés lee titulares en un quiosco en el centro de Kampala, 3 de junio de 2013. Algunos periódicos del país han defendido la violencia contra las personas LGBTI y la publicación de informaciones sobre sospechosos de serlo © P.M.

Una batalla complicada, si se tienen en cuenta situaciones como la que tuvo lugar en febrero de 2012, cuando el ministro de Ética e Integridad cerró un taller para activistas en la ciudad ugandesa de Entebbe, aduciendo que era ilegal. O que en junio del año pasado, la policía cerró de forma arbitraria otro taller, organizado por el Proyecto sobre Defensores y Defensoras de los Derechos Humanos de África Oriental y el Cuerno de África, para enseñar técnicas de observación de los derechos humanos a activistas de LGBTI de Ruanda, Tanzania y Kenia, además de Uganda. Los organizadores fueron detenidos y el Ministerio del Interior amenazó con ilegalizar 38 ONG, acusándolas de promover la homosexualidad.

“Ahorcadlos”

A pesar de que 80 países persiguen a homosexuales, lesbianas, transexuales e intersexuales en todo el mundo, activistas como Frank Mugisha, presidente de la organización Minorías Sexuales de Uganda, continúan luchando por sus derechos. En 2010 su foto salió junto a la de otras 99 personas, entre ellas, el activista posteriormente asesinado, David Kato, en el periódico sensacionalista Rolling Stone, con el titular “100 fotos de los homosexuales más importantes de Uganda". Bajo él, un cruel y directo subtítulo: "Ahorcadlos". “No duermo bien por las noches porque me siento paranoico. Hay mucha homofobia”, explica Mugisha en el informe “Making love a crime”.

Sin embargo, el documento también analiza los pasos que se están dando para acabar con la homofobia en el continente africano. En 2009 Mauricio descriminalizó la homosexualidad y en 2011 Santo Tomé y Príncipe, así como las Seycheles, hicieron lo mismo. Cabo Verde eliminó ofensas relativas a conductas homosexuales y la nueva constitución de Kenia, que entró en vigor en 2010, anunciaba cambios positivos para el colectivo LGBTI en algunos aspectos.

Por otra parte, varios países africanos como Seychelles, Mozambique, Cabo Verde, Botswana y Mauricio han introducido una legislación para prohibir explícitamente la discriminación sobre la base de la orientación sexual o eliminado las disposiciones discriminatorias de la legislación laboral existente. Además, Sudáfrica también ha sido testigo de una serie de novedades jurídicas positivas en la última década, incluyendo el permitir la adopción conjunta por parejas del mismo sexo en 2002, la introducción de una ley sobre el reconocimiento legal de género en 2004, y la disponibilidad para el matrimonio del mismo sexo en 2006. Aún así, todavía existe una brecha entre la ley y la realidad en el país sudafricano. Uno de los ejemplos más cruentos es el de Noxolo Nogwaza. En abril de 2011, esta activista lesbiana de 24 años, fue asesinada cuando volvía a casa en KwaThema, un municipio al este de Johannesburgo. Fue violada, apuñalada varias veces y golpeada antes de arrojar su cadáver en una zanja de drenaje. Poco progresos se han hecho en la investigación de su caso y pocos más se harán si la región de África subsahariana sigue haciendo de la sospecha una ley y del amor un crimen.

Más información en la web de Amnistía Internacional. www.es.amnesty.org

Comentarios

La parlamentaria Alaso, como casi todos los politicxs ugandeses que van a votar esta ley estos dias no tiene ni punhetera idea. La CUganda no prohibe la homosexualidad, es el Codigo Penal Acta 150, a todas estas, herencia de las leyes coloniales britanicas.Las penas de 3 anhos no son para quien no denuncie a un vecino, sino a cualquier persona que tenga conocimiento de la orientacion sexual homosexual de otra, ya sea vecinx, familiares, pacientes o clientes, alumns/profesrs... en un plazo menor de 24h desde que se tenga conocimiento de dicha orientacion y se apruebe la ley. Tambien pretende saltarse todos los TI o acuerdos internacionales asi como condenar a cualquier persona ugandesa dentro o fuera de su territorio que cometa el delito de homosexualidad, asi como a personas extranjeras que vivan en el territorio.Legalmente, es un desproposito y, aunque la constitucion hable de la familia tradicional ugandesa, tambien habla de igualdad ante la ley, derecho de reunion y asociacion y a la privacidad, entre otras cosas que este proyecto de ley se salta a la torera.
Me gusta mucho este artículo. Te felicito.
perdon, es el Penal code act de 1950 y la seccion la 120, capitulo XIV, arts 145-148
La parlamentaria Alaso, como casi todos los politicxs ugandeses que van a votar esta ley estos dias no tiene ni punhetera idea. La CUganda no prohibe la homosexualidad, es el Codigo Penal Acta 150, a todas estas, herencia de las leyes coloniales britanicas.Las penas de 3 anhos no son para quien no denuncie a un vecino, sino a cualquier persona que tenga conocimiento de la orientacion sexual homosexual de otra, ya sea vecinx, familiares, pacientes o clientes, alumns/profesrs... en un plazo menor de 24h desde que se tenga conocimiento de dicha orientacion y se apruebe la ley. Tambien pretende saltarse todos los TI o acuerdos internacionales asi como condenar a cualquier persona ugandesa dentro o fuera de su territorio que cometa el delito de homosexualidad, asi como a personas extranjeras que vivan en el territorio.Legalmente, es un desproposito y, aunque la constitucion hable de la familia tradicional ugandesa, tambien habla de igualdad ante la ley, derecho de reunion y asociacion y a la privacidad, entre otras cosas que este proyecto de ley se salta a la torera.
Me gusta mucho este artículo. Te felicito.
perdon, es el Penal code act de 1950 y la seccion la 120, capitulo XIV, arts 145-148

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_