Lo bioclimático no necesita ser verde
No hace falta anunciarse en verde. Es de esperar que dentro de poco no haga tampoco falta anunciarse como bioclimático: lo sostenible empieza a arraigarse, sin disfraz ni anuncio, en el tejido urbano de las ciudades y los pueblos españoles. Que la sostenibilidad puede tener otros colores lo demuestran estas viviendas –de entre 50 y 80 metros- en Les Borges Blanques (Lérida) que abordan el control del consumo energético desde estrategias “más arquitectónicas que tecnológicas”, explican los arquitectos Patricio Martínez y Maximiá Torruella.
¿Qué hace que estas viviendas sean sostenibles? El solar era triangular y llegaba con una propuesta de dos pisos por planta. En un triángulo, las dos viviendas solo tenían una fachada ya que la parte edificada ocupaba todo el solar. Con ese punto de partida, los arquitectos propusieron redistribuir el proyecto sin reducir los metros útiles de los pisos, pero consiguiendo un patio trasero.
La idea era mejorar las viviendas y lograr un funcionamiento energético mucho mas eficiente gracias a las dos fachadas, es decir, gracias a poder tener más luz natural y ventilación cruzada natural. Lograron su propósito optimizando las circulaciones de las viviendas y asumiendo que la escalera de vecinos y el rellano formarían parte del patio trasero. Con esos cambios, se consiguió ahorrar en iluminación (individual y colectiva) y en climatización sin sacrificar metros cuadrados.
Otras soluciones constructivas -como la utilización de termoarcilla para las partes opacas, emplear correderas de lamas para controlar la incidencia del sol (y de paso resguardar la intimidad) o incrementar el grosor del aislamiento en las zonas frías por encima de la normativa- contribuyeron a que el edificio consuma muy poca energía. Esa energía, la produce el propio inmueble con paneles solares térmicos (para el agua caliente), fotovoltaicos (para la electricidad), conductos de sol (tubo-sol, para llevar la luz solar de la cubierta al local en la planta sótano) y un deposito que recoge el agua de lluvia para el agua de riego, mantenimiento y limpieza.
Con todo, el arquitecto Patricio Martínez está convencido de que “utilizar una doble fachada en lugar de una única es quizás la decisión de mayor calado en el resultado del balance energético del edificio y, desde luego, en la que mas nos costó convencer al cliente”. Él y su socio Maximiá Torruella, creen que es en ese ámbito de las primeras decisiones donde más se condicionan los problemas o las soluciones energéticas que tendrá la arquitectura. “El resto es como los extras de un coche: cuestión de ir añadiendo”. Y, por supuesto, no todo tiene que ser verde.
Precio según arquitectos: 1.500 euros por metro cuadrado (IVA incluido)
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