¿En qué se gastan las ONG nuestro dinero?
Esta entrada ha sido escrita porRamón Almansa López,Coordinador de Cooperación Internacional de Entreculturas.
Alumnos del campo de refugiados de Tongorara (Zimbabue). Foto: Entreculturas.
Un amigo me pregunto:“¿oye y tú que estas en eso de la cooperación, todo lo que hacéis, eso de los proyectos, sirve para algo? Porque da la impresión de que el mundo sigue hoy igual de mal que hace unos años”. He de reconocer que la pregunta inicialmente me irritó, pero luego caí en la cuenta que era una pregunta legítima y cargada de lógica. Tenemos que ser capaces de verificar que todos los esfuerzos que se hacen en el mundo de la cooperación sirven para mejorar la vida de los más pobres, de esos 3.500 millones de personas que se han ido quedando en las orillas. En el fondo la pregunta que queremos contestar no es otra que: “¿y la gente más pobre de este mundo, hoy vive mejor o peor que hace unos años?”. Porque sería intolerable que las cosas no cambiaran; sería y es, injusto e inmoral.
En tiempo de escasez y de crisis es cuando más necesaria se hace la solidaridad. Jamás la solidaridad puede ser un artículo para tiempos de bonanza. Las ONG tenemos la obligación y la necesidad de rendir cuentas a la sociedad de lo que hacemos. Debemos evaluar para medir el impacto de las acciones de cooperación y para extraer aprendizajes que podamos incorporar a acciones futuras.
La cooperación española tiene motivos de sentirse orgullosa de lo mucho que se ha hecho. En un contexto de desánimo social hay que decir muy claramente: las cosas están cambiando. Y esto hay que mostrarlo de modo objetivo y de modo comunicable. ‘Objetivo’ porque debe poder medirse, hay que mostrar los cambios que se producen en las vidas de las personas. Y ‘comunicable’ porque las ONG tenemos que recuperar la capacidad de comunicarnos con la sociedad, se nos debe entender. No podemos pedir a la ciudadanía compromiso e implicación si trasladamos mensajes confusos o cargados de tecnicismos incomprensibles.
Un ejemplo de este ejercicio de evaluación y rendición de cuentas es el que hicimos el pasado 16 de mayo en Entreculturas en un foro sobre el trabajo que nuestra fundación ha realizado en el marco de un “Convenio para la mejora de la enseñanza básica universal en América Latina 2006-2010”. Tras estos años de trabajo pensamos que había llegado el momento de coger distancia, de evaluarlo, de sacar aprendizajes. Y cuando contemplas lo realizado, las luces y los retos afloran.
Las luces siempre tienen rostro de personas, de los 8.496 de los chicos y chicas que gracias a este programa han accedido a la escuela, de los 19.895 de los adultos que han participado en los programas de alfabetización, de los 2.401 estudiantes a los que se les ha atendido en sus necesidades educativas especiales y que han sido integrados escolarmente y son logros cada una de las 16.254 maestras y maestros que se han formado para hacer que su practica en el aula sea más cercana, más comprometida, mas transformadora. El reto que nos lanza este programa de mejora de la educación básica en América Latina es garantizar la calidad educativa en los sectores más populares, para lo cual es clave seguir incidiendo en la mejora de la formación de los maestros yen fomentar una participación real de toda la comunidad educativa en el proceso educativo.
Hoy, más que nunca, la cooperación española debe evaluar para aprender, para mejorar y para comunicar que se han hecho y se hacen cosas maravillosas, que han contribuido de modo muy significativo a hacer este mundo un poco más habitable, un poco más justo.
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