Gay Pride África
Johanesburgo, 2011: Marcha del Orgullo Gay. / Foto: Efe
El 6 de octubre de 2012, unas veinte mil personas, la mayoría homosexuales, se dieron cita en el Zoo Lake de Johanesburgo a las once de la mañana. Desde allí, caminando o subidos en carrozas y en medio de un ambiente festivo, iniciaron el recorrido por varias calles de la ciudad y volvieron, unas horas más tarde, al punto de partida. Se trata de la Marcha del Orgullo Gay de Joburg que el año pasado alcanzó su 23ª edición y que, dada la extensión de la homofobia en el continente africano, es todo un símbolo de que, como dice el nombre de este blog, África no es un país y las realidades son bien diferentes en un extremo y otro del continente.
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Hoy se celebra el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. Y, mirando a África, la mayoría de la gente conoce la realidad de países como Uganda, donde existe un debate en torno a un proyecto de ley que castigue con pena de muerte ciertas prácticas homosexuales, o de una veintena de países africanos donde existe la condena a prisión por tres años, cinco o incluso de por vida. Pero lo que pocos saben es que en Sudáfrica es, aún con sus problemas, un oasis de tolerancia, pues allí son legales las uniones de parejas homosexuales desde el año 2006, y que en este país se celebra cada año por todo lo alto una Marcha del Orgullo Gay (Gay Pride) que reivindica el derecho del colectivo LGTB también en África.
La marcha de Johanesburgo es la más antigua, empezó en 1990 con unas pocas decenas de personas, pero no es la única que se celebra en este país. En los últimos años se han sumado ciudades como Durban o Soweto. Y, por supuesto, Ciudad del Cabo también cuenta con su Gay Pride e incluso tiene su propio barrio gay, al estilo de Chueca en Madrid. Se trata de De Waterkant, donde hoteles, restaurantes y bares están pensados para el mercado turístico gay y su potente capacidad de consumo.
Otros países parecen querer seguir el ejemplo de Sudáfrica, aunque de forma muy tímida. La ministra de Justicia mozambiqueña Maria Benhinda Levy ha admitido de manera oficial que la homosexualidad no es un delito en su país, aclarando un polémico artículo del Código Penal que pena los “vicios contra natura”. Y la presidenta de Malaui, Joyce Banda, ha dado la orden de suspender temporalmente la ley contra la homosexualidad, que incluye penas de hasta 14 años de cárcel, a la espera de que el Parlamento decida si la mantiene o no. Bien es cierto que en ambos casos la presión de donantes internacionales ha jugado un papel clave, también lo es que los colectivos por los derechos LGTB, pese a todos los problemas y persecuciones de que son objeto sus miembros, son cada vez más activos en el continente.
Aunque los matrimonios entre personas del mismo sexo sólo son legales en Sudáfrica, en otros países no se considera ilegal el hecho ser gay o lesbiana, bien porque es un tema que no está regulado por la ley bien porque estos países han firmado acuerdos internacionales en este sentido. Este es el caso de Burkina Faso, Cabo Verde, Costa de Marfil, Guinea Bissau, Malí, Níger, la República Centroafricana, Ruanda o Madagascar. En otros estados, como Zimbabue, Suazilandia, Lesotho o Seycheles, se da la curiosa circunstancia de que es ilegal cuando las prácticas homosexuales son entre hombres, pero no están castigadas por la ley cuando son entre mujeres.
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