La dignidad a la venta

Si no tienes poder adquisitivo no eres considerado útil para la sociedad, no eres nadie. Eso nos inculca el sistema actual día a día, vivir para trabajar, trabajar para ganar, el resto es secundario.

Estos días hemos sabido de una noticia procedente de Bangladesh: el derrumbe de un edificio de ocho plantas donde trabajaban casi 3.000 personas, más de 500 cadáveres encontrados y cientos de personas desaparecidas entre los escombros. Las empresas encargadas ya habían sido avisadas del riesgo por las autoridades, pero hicieron caso omiso, obligando a los trabajadores a acudir a su puesto. Cobra significancia el hecho de que los proveedores trabajaran para dos multinaciona-les: el pobre muere para que el rico gane. Ya no importa el daño infligido ni los valores destruidos con tal de alcanzar nuestros objetivos económicos, guiados por una ambición sin medida. Este mundo, dominado por el capitalismo, rebaja la moral y pone nuestra dignidad a la venta.

Honradez, esa es la clave. Hay que conciliar la producción económica con la atención a la sociedad. Políticos corruptos, empresarios sin escrúpulos, ¿hasta qué punto habrá que llegar para que cambie la balanza y un ser humano valga más que un número?— Alexandra Alonso.