Da igual como quieran llamarlo
Cuando un político es imputado en un caso de corrupción, lo primero que invocan —tanto él como su partido— es la presunción de inocencia. Así pasan a ser imputados “presuntamente inocentes”. Parece que la palabra imputado no les gusta y van a cambiarla por encausado.
Los hechos y las cosas existen, y son lo que son, independientemente de cómo decida el Gobierno que deben llamarse. Un calvo es una persona sin pelo en la cabeza, y da igual que el Gobierno nos obligue a llamarlo alopécico.
Suficientemente bien se trata a los imputados políticos en los medios de comunicación, que se refieren a ellos solo como imputados. Para otros delitos y otras personas no tienen esa delicadeza. Se habla de presunto terrorista, presunto maltratador, presunto asesino aun cuando todos ellos son igual de imputados e igual de presuntamente inocentes que los políticos.
Si un imputado en un caso de violación es un presunto violador, un político imputado por corrupción es un presunto ladrón. Así de simple. Da igual que esté encausado, imputado o como quieran llamarlo.— Javier Martínez García.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.