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Columna
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El gran ‘escrache’

La delegada del Gobierno en Madrid insinúa simpatías terroristas en los que protestan contra los desahucios de gente desvalida

Manuel Rivas

Dentro y fuera de nuestras casas, en plasma omnipresente, todos los días, a todas horas, sufrimos el escrache de grupos que tienen acongojado al país y a los que la gente identifica con nombres pandilleros muy cualificados, a la manera de Los que Tienen la Sartén por el Mango, Los que Cortan el Bacalao o Los que Cuando no Corren Vuelan. La intención de estos colectivos elitistas de acción directa no es evitar los desahucios, la estafa de las preferentes y otras canalladas. Al contrario, los participantes en este escrache contra el pueblo parecen pretender un desahucio general, hasta culminar en un régimen de democracia desahuciada. Junto al desahucio de la vivienda, del trabajo, de la salud, de la educación, el escrache de Los que Mandan quiere imponer un desahucio de las libertades de expresión y manifestación, el único medio de defensa de una sociedad intimidada por unas élites que siguen comportándose como estamentos feudales. Así, la delegada del Gobierno en Madrid insinúa simpatías terroristas en los que protestan contra los desahucios de gente desvalida. La de ella sí que es una forma terrorífica de escrache. En esta competencia por desahuciar la democracia, el presidente de la Comunidad madrileña ha lanzado la propuesta de que se impida la publicación de fotografías (se supone también que de las noticias escritas) como las que muestran al ahora presidente de Galicia, Núñez Feijóo, en amistosa compañía con un conocido emprendedor en estupefacientes. El no dimitir de inmediato es ya una forma de escrache moral que la gente no se merece. Pero esa intención de prohibir la memoria periodística recuerda medidas de gran éxito como la del inquisidor que excomulgó a las tormentas. Luego hay personajes que son un escrache por si solos. Hay uno que tiene rodeada a España entera. No digo el nombre. Yo, como Rajoy, soy supersticioso. No vaya a ser que me desahucie.

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