La generación más preparada
La noticia sobre los resultados de unas oposiciones a maestro ha debido sorprender a muchos. Hemos venido oyendo sin cesar, desde diferentes medios, que “tenemos la generación más preparada”. ¿Va a resultar ahora que el rey estaba desnudo?
Los profesores de instituto, conocedores de la realidad, nunca nos hemos creído esa afirmación, que nunca ha venido acompañada de datos objetivos que pudieran justificarla. Y lo mismo podrían decir muchos profesores universitarios. Claro que, en aquellas facultades a las que solo se puede acceder con un notable alto (como mínimo) el panorama es distinto. Y también en otras facultades de Ciencias, aunque solo para una parte del alumnado (¿se sabe que en muchas de ellas se debió organizar un “curso cero” de Matemáticas para que los estudiantes pudieran seguir el programa del primer año?). Pero esto afecta a una proporción muy pequeña de los estudiantes de Bachillerato: con una estimación muy generosa, menos del 20%. Y en el total de los jóvenes de su generación sería una cifra bastante inferior al 10%.
En esas condiciones, hablar de “la generación” más preparada parece un poco exagerado. Tal vez se podría decir que la minoría más preparada está más preparada que antes, o sea que “tenemos la minoría más preparada, más preparada”. Y añadir que una buena parte de ella se marchará al extranjero.— Luis Risco Salanova. Alicante.
¡Oh! ¡Qué horror! ¡Nuestros hijos dentro de poco tiempo en manos de opositores a maestros que dicen que la gallina es un mamífero, que el Ebro pasa por Madrid y tantas barbaridades más!
Aquí tenemos a toda una sociedad escandalizada ante el terrible descubrimiento.
¿De dónde creen los que se escandalizan que salen estos opositores? Yo se lo digo: hace cinco años asistían a clases —que no estudiaban— en los institutos de secundaria donde los estafábamos sin piedad aprobándolos sin saber la elemental ortografía, la elemental geografía, la elemental clasificación de los seres vivos sobre la Tierra.
¿Que quién los estafó? Todos. Las Administraciones de las comunidades autónomas presionando como en Andalucía con la Ley de la Calidad, o sea, pagar más por suspender menos; los padres presionando, insultando y despreciando a los profesores porque su niño era muy sensible y se deprimía si el malvado profesor lo suspendía; los profesores que ya no podían con los insultos, las faltas de respeto y las agresiones; la sociedad en general haciendo oídos sordos a las cartas de los profesores y a las llamadas de los defensores del pueblo —el señor Chamizo en Andalucía— o de los jueces sensatos.
Han pasado 18 años desde la implantación de la LOGSE. ¿Por qué creen que las llamadas “autoridades” llevaban a sus hijos a colegios privados?
Cuando quieran se dejan de desmayos teatrales, echan coraje y se ponen a arreglar este desastre de una puñetera vez.— María Paz de la Torre Casas. Profesora jubilada de Enseñanza Secundaria, Granada.
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