Vivimos sumergidos
La mejor manera de que mejoremos sustancialmente es que salgan a flote tanto la economía sumergida como la verdad sumergida. Ambas se encuentran en grandes cantidades ocultas, en negro. En el caso de la economía, con más y mejores inspecciones y controles fiscales, y no injustas y extravagantes amnistías; y en el caso de las verdades, cuando los políticos y la sociedad se den cuenta de que es más rentable reconocer los fallos y / o “pecados” que negarlos con decenas de cortahumos, avanzaremos bastante.
Ahora, con lo último del caso Bárcenas, tenemos otro ejemplo claro que el camino de la ocultación y la pillería no lleva a ninguna parte o a alguna, pero no precisamente buena. La regeneración solo puede venir de la mano de la honestidad.— José Miguel Grandal López.
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