“Las reclamaciones, al rey Mohamed VI”

El vuelo 2497 de Air France, que enlazaba Casablanca con París, estaba a punto de despegar el 5 de diciembre pasado cuando el comandante del avión cogió el micrófono para anunciar un retraso y el motivo de esa demora: “La torre de control me impide despegar hasta que Su Majestad el rey de Marruecos llegue al salón de autoridades del aeropuerto”. Minutos antes acababa de aterrizar el Boeing real procedente de Nador (noreste de Marruecos).

A aquellos pasajeros que podían estar descontentos el piloto les hizo una sugerencia: “que reclamen una indemnización enviando su solicitud al rey Mohamed VI en el palacio real de Rabat”, recuerda un viajero. Lo dijo primero en francés y después en inglés. El vuelo tuvo 20 minutos de retraso.

El piloto hirió así la fibra patriótica de buena parte de los viajeros marroquíes que, sin embargo, guardaron silencio durante las tres horas que dura el vuelo. “Un comandante tiene mucho poder en su avión”, aseguró Abderraman Mekkaoui, catedrático de universidad, a la web informativa marroquí Yabiladi. Mekkaoui se encontraba a bordo. “Si hubiésemos reaccionado [contra el comandante] podría habernos obligado a bajar del avión o acusarnos de perturbar la tranquilidad del viaje”, prosigue.

Una vez desembarcados en el aeropuerto parisino de Orly, Mekkaoui encabezó la protesta a la que se sumaron una docena de pasajeros marroquíes ante lo que consideraban un insulto. “Reírse del rey es reírse de todos los marroquíes”, sostiene. “Afirmamos que todos los marroquíes deben considerarse concernidos por esta broma de mal gusto”, añade.

Mekkaoui y sus compatriotas fundaron el “Colectivo del vuelo AF 2497” que empezó por escribir al presidente de Air France, Alexandre de Juniac. Le recordaron que “Marruecos ya no está bajo el protectorado francés (…) ni es una república bananera”. Las palabras del comandante “constituyen la expresión más infame de un cierto complejo de superioridad heredado de la época colonial”, recalcan.De Juniac reaccionó escribiendo una carta de disculpas a todos los pasajeros del vuelo en la que les anunció que el piloto, cuyo nombre se desconoce, comparecería en consejo de disciplina. Por de pronto, ya no hace la ruta Casablanca-París.

Pero Mekkaoui y su grupo no se han dado por satisfechos. Exigen que el presidente de la compañía se disculpe directamente ante el rey –algo que el monarca no ha pedido- y que indemnice a Marruecos financiando “un proyecto caritativo”. Proponen que costee, por ejemplo, la construcción de “varias decenas de casas en condiciones en el pueblo de Anfgou, en las montañas del Atlas”. Como Air France no parece dispuesta a acceder a estas peticiones, los pasajeros marroquíes han acabado por denunciar a la compañía por insultos a un jefe de Estado. Piden que la línea aérea les entregue les grabaciones de las conversaciones durante el vuelo. La vista oral ha sido fijada para el 25 de febrero en el tribunal de Bobigny, en las afueras de París, donde está la sede de Air France.