Una princesa del diseño sin bolso de Loewe
María Rosenfeldt creció bajo el influjo de los artistas de la movida amigos de su madre, Ouka Leele Se estrenará como diseñadora con su propia firma de ropa en el Ego de Madrid Fashion Week
¿Por qué era conocida?
María Rosenfeldt entró a preguntar en el Istituto Europeo di Design y salió matriculada. Llámenlo destino o inevitable marco de acción: lo de estudiar moda podía ser cosa suya, pero lo de la profesión liberal lo llevaba en la sangre. Haberse criado bajo la mesa de su madre, la fotógrafa, pintora, icono de la movida y premio Nacional Ouka Leele, tiene sus efectos: “Cuando me aburría, jugábamos a que ella era el ciervo pintor y yo Bambi”, recuerda. También codearse con Alaska, Pedro Almodóvar o Sigfrido Martín Begué. Ella iba enfilada al arte, aunque “que recuerde, también he querido ser princesa y veterinaria, pero a esto le vi más futuro”. Hasta entonces, lo de ser conocida por su madre era algo automático. “Muchos medios me han sacado como ‘hija de’, y mira que les decía que yo no había hecho nada en mi vida, que no tenía nada que darle al mundo”. Ahora, a sus 22 años, está a punto de darlo. Estrena su propia firma de moda, Heridadegato, que diseña junto a su novio, Jacobo Salvador.
¿“Hija de” qué?
El epíteto de “hijo de” gana peso en España, como la materia en Júpiter, por esa concentración de nepotismo y envidia que los extranjeros dicen detectar en nuestro país. En este sentido, tener no solo a Leele como madre, sino al poeta Jaime Gil de Biedma como tío abuelo y a Esperanza Aguirre como tía segunda, puede suponer un balasto de órdago. Rosenfeldt lo descubrió el año pasado, cuando le tocó una de las peores partes del dislate paródico-reverencial hacia el pijerío español que fue el anuncio viral de Loewe. De una entrevista de 40 minutos quedaron solo los segundos en los que imitaba a Nati Abascal: “Me bajo del avión, me visto y ¡pumba! Ya estoy”. La consabida respuesta al vídeo le sirvió de lección. “Yo no me puedo pagar un Loewe y de repente era la más pija del reino”, contempla. “Entendí que siempre va a haber gente a la que le caiga mal, pero lo que sí podía hacer era escudarme en un trabajo que sintiera que estaba bien hecho”.
¿Cómo se transformó en artista con entidad propia?
Su germen como diseñadora le pillaría de vacaciones. Su viaje a Hungría la Semana Santa pasada, con su novio, Jacobo, le hizo, en sus propias palabras, “flipar en colores: contrastes, cultura y folclor, todo junto”. Y prosigue: “Los dos somos muy gitanos, nos gusta sacar la ropa de la basura”. La primera colección de Heridadegato bebe además del arte povera de los sesenta y el escueto patronaje japonés. Presentarán su propuesta en el EGO de la Mercedes-Benz Madrid Fashion Week.
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