Ayuden al buen pueblo a levantarse

Celebro la creciente presencia del sensible periodismo de Juan Cruz, enraizado en el pueblo y revestido de la prudencia que la situación aconseja. Su reportaje publicado ayer La verdad no tiene dueño contiene en su cierta metafísica, no obstante, una posible desviación sobre la realidad que puede comprenderse entre la primera página con los papeles de Bárcenas y La Cuarta: Cómo sacar un Poder Judicial de la chistera. Otras realidades cotidianas también contrastan (suciedad pública por huelgas ante unilaterales modificaciones de contratos contestada con la apelación a la imagen exterior) con el doloroso parto que la Verdad necesita para dar a luz. Y, sin embargo, los dolores de nuestra sociedad son signos inequívocos de la necesidad de renacer, aunque asuste la ausencia circundante de parter@s.

Necesitamos ya expulsar la bolsa, revestimiento alimentario desde el silencio consentidor o la ignorancia, de este Gobierno falso y mendaz, y dejar salir el que queríamos al concebirlo en el ilusorio voto. Es un proceso tan urgente que el retraso cuestiona la vida de esta sociedad que, no obstante, puede ser más virtuosa y sabia si cree en sus dirigentes. La imagen de suciedad no está tanto en los aeropuertos y calles, ni dura, como en las instituciones: luz y taquígrafos ya, caiga quien caiga, para que quienes resulten limpios ayuden al buen pueblo (con él y desde él) a levantarse de donde le han dejado tirado.— Francisco Villén.