Buenas obras
La línea del AVE desde Barcelona a la frontera francesa acerca España al resto de Europa
En tiempos de restricciones presupuestarias que afectan muy especialmente a las inversiones en obra pública, Cataluña está viviendo estos días dos inauguraciones de postín: el desdoblamiento de los 153 kilómetros del Eix Transversal —ya en marcha— y la puesta en funcionamiento mañana, martes, del AVE desde Barcelona hasta la frontera francesa, rompiendo la secular maldición del aislamiento con el resto de Europa. Son dos obras muy diferentes: la primera afecta, sobre todo, al tráfico de mercancías por carretera y a la movilidad de los residentes en el interior de Cataluña.
El AVE, por su parte, llegará a la frontera francesa con nueve años de retraso y 30 de vía crucis. Aunque en Francia las vías de alta velocidad se quedan a 300 kilómetros de España, los usuarios del tren mejorarán algo el tiempo de recorrido a destinos como París, Berna o Milán. En cambio, la noticia es relevante para las mercancías, que podrán viajar desde España a Centroeuropa sin sufrir la ruptura de carga y consumo de tiempo que suponía el cambio de ancho de vías en Portbou. Ahora solo falta que se complete el círculo con los accesos al puerto barcelonés para que este pueda competir en un plano de igualdad con los de Marsella o Génova y contribuir a la mejora del tejido industrial catalán y español en su conjunto.
En el caso del Eix Transversal se ha pecado de falta de reflejos, ya que la obra quedó obsoleta a poco de ser inaugurada: las previsiones apuntaban a 10.000 vehículos diarios a los 10 años de su inauguración y se alcanzaron en los primeros meses. Si en el AVE hasta la frontera se ha producido un claro incumplimiento de plazos, en el segundo caso ha habido imprevisión. Artur Mas dijo en el acto inaugural que los catalanes hacen las cosas mejor cuando las hacen solos. Se olvidó de añadir que, en este caso, han tenido que hacerlas dos veces.
Deficiencias al margen, ambas son buenas noticias que cohesionan el territorio y contribuyen a dar una nota positiva en época de crisis. La carretera ha sido financiada por la Administración autónoma; la vía del tren, por la central. Mas y Rajoy pueden sacar pecho, pero convendría que no perdieran de vista que al ciudadano le importa poco quien haga la obra. Interesa el funcionamiento y su proyección de futuro, porque lo que contribuye al progreso de Cataluña lo hace también al de España. Y viceversa.
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