Tolerancia cero en metálico
La Unión de Bancos Suizos, multada por manipular el líbor, anuncia ahora tolerancia cero con las malas prácticas
Las declaraciones de principios son gratuitas y agradecidas. No comprometen a nada, ni en el pasado ni en el presente ni en el futuro. Clubes de fútbol hay que se envuelven en la bandera de la caballerosidad mientras sus defensas siembran el terror en el campo y fuera de él. Ni la bandera compromete a los defensas ni los defensas a la bandera. El caso de UBS (Unión de Bancos Suizos) confirma el carácter asintótico de principios y conductas.
El banco ha tenido que pagar una compensación de 1.170 millones de euros para que las autoridades financieras de Estados Unidos, Suiza y Reino Unido se olviden de la manipulación del índice interbancario líbor. En el fraude participó también Barclays, que solo tuvo que pagar 450 millones. La expiación también es laboral: el banco despedirá a 40 empleados, supuestamente implicados en la manipulación. Estos son los hechos. Veamos los principios. Axel Weber, presidente de UBS y expresidente del Bundesbank, asegura que el banco tendrá “tolerancia cero con los comportamientos inadecuados”.
El futuro verbal traiciona el presente. ¿Tendrá tolerancia cero? ¿Es que tenía tolerancia uno, o tres o cinco hasta ahora? El escamado inversor descoyuntado por el fraude del líbor tiene derecho a pensar que si los 40 empleados que ahora van a ser despedidos se dedicaron a manosear la tasa interbancaria es porque advertían un cierto grado de tolerancia, que en cualquier caso no era cero. “Su conducta no refleja los valores de UBS”, dicen en el banco. Pero el hecho es que, con valores o sin ellos, la manipulación se produjo y que la historia de los fraudes, por interminable, demuestra que los valores o los principios o la reputación no guardan la viña.
Pragmáticos como son, británicos y estadounidenses escuchan la cantinela de los valores pero solo después de recibir las compensaciones en metálico. Además, se ahorran el juicio y cancelan el riesgo de que aparezcan verdades incómodas de sus propios bancos. De la misma forma que BP humilló la cerviz ante la autoridad de medio ambiente en Washington, Weber y sus declaraciones de tolerancia cero se inclinan ante la praxis bancaria de la autoridad superior.
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