Pacifismo, no fascismo
Quisiera agradecerle a Yolanda Monge que, en su crónica sobre mi intervención en la Biblioteca del Congreso de Washington (EL PAÍS, 7-12-2012), sostenga que mi inglés le parece “extraordinario”. Es demasiado generosa. La prueba es que, si mi inglés fuera tan bueno, ella no hubiera incurrido en un pequeño malentendido: según su crónica, yo comenté en mi charla que, después de leer el manuscrito de mi novela Soldados de Salamina, mi mujer afirmó que le parecía una novela “fascista”, cuando lo que en realidad comenté que afirmó fue que le parecía una novela “pacifista”. O quizá no fue solo cosa de mi inglés: al fin y al cabo, las palabras inglesas facist y pacifist son fonéticamente bastante parecidas.
Sea como sea, pido disculpas al lector por la banalidad de la aclaración, aunque creo que estoy obligado a hacerla para preservar el prestigio de buena lectora que se ha ganado mi mujer.— Javier Cercas.
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