La ley de educación y el asedio al catalán
Leo con estupefacción que los nacionalistas catalanes, junto con el PSC, han enviado una carta a la Comisión Europea protestando por el supuesto “asedio” al catalán. Vaya papelón tan triste, por cierto, el del PSOE en Cataluña de sumisión siempre a los nacionalistas. Lo del “asedio” me ha dejado atónita. Resulta que abres una tienda y te multan si no utilizas el catalán; en las escuelas la única lengua vehicular es el catalán y cuando vas a la Administración es misión imposible encontrar un papel que no esté en catalán. Más bien diría que el “asedio” es contra el español, que no puede ser utilizado en igualdad de condiciones que el catalán ni en el comercio ni en la Administración ni en la educación. Quizá es que en Cataluña a algunos verdugos lingüísticos les encanta disfrazarse de víctimas.— María Caro. Lleida
El ministro Wert ha presentado el anteproyecto de la ley de educación y aún no entiendo cómo en el momento en que nos encontramos, las autoridades se centran en limitar el conocimiento de una lengua y mantener un pulso político que poco o nada tiene que ver con la educación, en lugar de utilizar los recursos de que disponen para luchar contra el fracaso escolar y fomentar los proyectos de investigación. Soy catalán, pero ¿de qué me sirve sentirme español o querer la independencia, si me tendré que ir del país para desarrollar mi carrera?— Mario Fernández Vallejo. Barcelona.
Quiero el catalán como si fuera otra parte cualquiera de mí misma. Siempre me he sentido orgullosa de pensar, hablar y escribir en una lengua que tiene detrás una cultura preciosa centenaria. La sola idea de que el ministro José Ignacio Wert y su Gobierno intenten destruir años y años de historia, amor y sacrificio me pone los pelos de punta. No quiero que mis hijos crezcan en un país que da la espalda al catalán. Me gustaría ver cómo se sentiría el ministro si le quitaran uno de los elementos identitarios que más lo definen.— Marta González Castelló. Barcelona.
Nacido en Barcelona, de padre mallorquín y madre valenciana (los llamados països catalans), hablo dos de las tres lenguas o dialectos, según se considere, de dichas regiones y entiendo a la perfección las tres. Sin embargo, si pudiera haber elegido, me hubiese gustado recibir mi enseñanza en castellano, algo que es posible que pueda hacer con mis hijos. Yo también quiero el derecho a decidir.— Alejandro Alonso-Misol Carbó-Navarro. Barcelona.
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