Frío
Parece que vivimos en un "talent show" donde el ingenio de los concursantes se aplica a conseguir la demolición programada de un país en el menor tiempo posible
Aún es otoño y ya estamos tiritando. La despiadada voluntad de los termómetros armoniza con el afán de una realidad empeñada en condenarnos a un invierno infinito. El frío del espíritu es más cruel que el del cuerpo. Gao Ping ya está en la calle, Goirigolzarri dice que nadie es responsable del escándalo de Bankia, González, que la privatización de la Sanidad en Madrid es mentira. Por lo demás, España tira al monte y el Gobierno indulta, tantos años después, a policías torturadores. Los EREs florecen como el moho sobre un yogur caducado mientras el presidente del BBVA dice que saldremos adelante. Él desde luego, pero ¿cuántos más? Según la OCDE, todavía tenemos muy pocos pobres. Hay que subir el IVA y abaratar los despidos. Parece que vivimos en un talent show donde el ingenio de los concursantes se aplica a conseguir la demolición programada de un país en el menor tiempo posible.
En este panorama, me han conmovido las sencillas imágenes de un video en el que gente normal, militantes de base del PSOE, habla para gente normal, los votantes decepcionados por el Gobierno de Zapatero. Queremos pedir perdón, dicen mirando a la cámara, por todo lo que no hicimos y por lo que hicimos mal. Sólo ese propósito, con la asunción de responsabilidades que implica, representa una proeza, una chispa de calor en este otoño implacable, y aún más, un ejercicio de pura política en un país donde la mayoría de los políticos han renunciado a su oficio.
Al verles, creí que el PSOE había recuperado el instinto y la cordura, pero no. Una airada Soraya Rodríguez se apresuró a desautorizarles, levantando en el aire el dedo índice de los dirigentes, el mismo que está abriendo a su partido en canal para conseguir que se desangre lentamente. No hay que pedir perdón, afirmó, sino reconocer los logros. A este paso, el principal será su propio cadáver.
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