Confianza en la BBC
La dimisión del director general por una falta en los contenidos es un ejemplo de responsabilidad
La BBC es un bien público global británico. Por eso, cualquier fallo que afecte a su fiabilidad tiene una repercusión que va mucho más allá del mundo periodístico de las islas, donde la diferencia en credibilidad con otros medios es abismal. Una encuesta revelaba hace un año que la BBC es el medio en el que más confían un 59% de los británicos, muy por delante de cualquier otra televisión, y no digamos ya de la prensa escrita.
Perder en una década dos directores generales por escándalos relacionados con la falta de profesionalismo y la ética periodística es grave. Sobre todo cuando la última dimisión, la de George Entswistle, está vinculada a una afirmación falsa en un programa de los más seguidos, Newsnight, de que un ex alto político conservador estaba implicado en un caso de pedofilia. El anterior escándalo, unas semanas antes, había versado sobre cómo la cadena había tapado durante años la pederastia de uno de sus presentadores estrella, Jimmy Savile, ya fallecido.
Como era de esperar, los medios de Murdoch se han lanzado al degüello de la BBC, que en su día criticó sin concesiones la política de escuchas telefónicas impulsada desde la prensa del magnate. Pero la BBC, como señala el presidente de su consejo, el político conservador Chris Patten, está necesitada de una “revisión radical de sus estructuras”. Probablemente convenga que se separen los cargos de ejecutivo principal y de jefe de contenidos, hasta ahora unidos en el de director general, una situación que se iba a examinar en 2017.
En todo caso, la dimisión de Entswistle, que había llegado a esa responsabilidad tan solo 54 días antes, así como la suspensión temporal en sus funciones de la jefa de informativos y de su adjunto, más el grado de introspección en busca de los fallos internos, muestran la altura profesional y moral de la BBC. Aunque tras menos de dos meses en el cargo, Entswistle se vaya con una indemnización equivalente a 560.000 euros, su salario anual, que sale de los 4.300 millones de euros al año de tasa para ver la BBC que pagan los británicos.
Ya nos gustaría que el nivel de responsabilidad estuviera a esos niveles en las televisiones públicas españolas y que tuvieran aunque solo fuera una parte del grado de independencia de la BBC. Incluso en este grave tropiezo, sigue siendo un ejemplo.
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