Acabemos con los incendios provocados
Las secuelas irreversibles que van a dejar en la climatología de nuestro país las más de 180.000 hectáreas de monte que han ardido este verano no pueden dejarnos indiferentes.
Un incendio, por pequeño que sea, no es simplemente un fuego que se apaga y se acabó. Cualquier incendio significa que las toneladas de oxígeno que las hojas del arbolado y arbustos generan en su proceso de respiración dejarán de emitirse. La consecuencia inmediata es que se reducirá la humedad medioambiental, el descenso de la pluviometría será muy remarcable y progresivamente la sequía irá transformando nuestros paisajes en espacios desérticos y yermos.
Mientras la justicia no imponga fuertes castigos a los causantes de tanto daño, nuestros montes seguirán ardiendo y, entre otros muchos males, España dejará de ser uno de los países más ricos en ecosistemas de Europa.— Lola Arpa Vilallonga. Miembro de Proyecto Cambio Climático (TCP).
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